“Cobro 900 € al mes y estoy interna en una casa de lunes a sábado”
«Estoy interna en una casa limpiando y cuidando de una persona mayor desde las nueve de la noche del domingo hasta las cinco de la tarde del sábado y cobro 900 euros al mes». La situación de semiesclavitud que sufre María (nombre ficticio) no es un caso aislado en el sector de servicio doméstico y cuidados. Muchas trabajadoras tienen que tragar con estas condiciones al no tener los papeles en regla o no encontrar otra alternativa laboral. Este es el caso de María. «Aunque tengo la documentación desde hace varios años no encuentro otro empleo, y mira que he buscado», lamenta esta nicaragüense, que lleva más de diez años en Zaragoza y un lustro trabajando en la misma casa.
Lo que más lamenta María es que ni a ella ni a sus compañeras se les trata «como al resto de trabajadores». «Los días festivos solo libro por la tarde y me dicen que si no me gusta que me vaya», indica. A pesar de ello, la nicaragüense sabe que aún debe considerarse una «afortunada» porque tiene un contrato en regla y cotiza a la Seguridad Social. «Mi hija lleva dos años limpiando y cuidando de una señora de nueve de la noche a tres de la tarde y sigue cobrando en negro», lamenta María, que apunta que en los últimos años han llegado muchas compatriotas suyas «de las que se aprovechan».
Al menos ellas dos pueden llegar a final de mes con lo que cobran. No es el caso de Rita, que trabaja once horas a la semana y no encuentra más casas en las que limpiar.
Cansadas de que ningún Gobierno atendiera a sus reivindicaciones, estas empleadas decidieron unir fuerzas e intensificar sus demandas a finales del 2018. En Zaragoza, la Asociación de Trabajadoras del Hogar se creó en mayo del 2017 y cuenta con más de 80 integrantes. «La idea era unirnos todas las asociaciones que estamos en el país para hacer llegar las reivindicaciones a la administración pública con una sola voz», explica la portavoz de la asociación, Carolina García, que recuerda que su principal demanda es que el colectivo pase a estar incluido en el Régimen General «con todos los derechos del resto de empleados».
Actualmente, las trabajadoras del hogar cotizan en un sistema especial, por lo que no cuentan con los mismos derechos. «El PP nos dio largas hace dos años; ahora confiamos en que el nuevo Gobierno sea valiente», concluye García. no tienen papeles, hay familias que se aprovechan y las contratan en negro porque no pueden trabajar en otros sectores», explica García.
Para algunas fuentes, que la caída de afiliadas se haya intensificado en el último año podría deberse a la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). «La bajada de 600 trabajadoras es significativa; el problema es que está cayendo el número de horas para no saltar tramos y que tengan que pagar el SMI», indica Huerta.
El propio departamento de Economía del Ejecutivo autonómico publicó recientemente un informe en el que aseguraba que este descenso podía estar relacionado con la subida del SMI. En este mismo sentido se manifestó el servicio de estudios del BBVA, si bien reconoció que los efectos negativos del aumento del SMI sobre el empleo estaban siendo «limitados».
«Que el salario mínimo suba siempre es positivo», subraya García. Lo mismo opinan Huerta y Natividad Cires, de CCOO Aragón. «Achacar la caída al SMI nos parece excesivo; el problema es que los empleadores están mal informados porque en pocos casos se salta de tramo», explica Cires, que cree que este posible efecto se diluirá con el tiempo.
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«Mi hija cuida de una señora desde hace dos años de nueve de la noche a tres de la tarde y aún cobra ‘en negro’»