El Periódico Aragón

El tercero en la discordia entre polos opuestos

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España se ha visto envuelta en el conflicto diplomátic­o que enfrenta a México y Bolivia desde que el primero diera asilo a Evo Morales después de que este renunicara a la presidenci­a boliviana tras asegurar haber sido víctima de un golpe de Estado. La decisión de Andrés Manuel López Obrador, presidente mexicano, de dar asilo político a Morales fue duramente criticada por el Gobierno interino boliviano. El nuevo Ejecutivo consideró esa decisión y la negativa a reconocer a Jeanine Áñez como nueva mandataria una «injerencia en los asuntos internos de Bolivia». La presidenta interina cargó en la CNN contra López Obrador, no solo por dar cobijo a Morales, sino también por la apuesta bolivarian­a del mandatario mexicano. «Me dan mucha pena los mexicanos. Algo de lo que nosotros queremos salir, ellos decidieron entrar (...). Los socialista­s utilizan mecanismos democrátic­os y luego se aferran al poder. La decisión de los mexicanos fue esa, un socialista en el poder y ojalá no tengan que lamentarlo como nosotros».

GIRO BOLIVARIAN­O Desde que relevó / a Peña Nieto en la silla del águila, López Obrador ha querido dar un giro de izquierdas a la geopolític­a del país, acercándos­e a los gobiernos bolivarian­os de la región. En este sentido hay que leer su respaldo a Morales y la negativa a reconocer a su sucesora. Lo mismo hizo en su día con el intento de golpe de Estado en Venezuela al rechazar reconocer a Juan Guaidó como presidente y mantener su apoyo a Nicolás

Maduro. Después de que Morales lograra salir del país andino, Bolivia puso en el punto de mira a varios de los funcionari­os afines al expresiden­te. Nueve se refugiaron en la embajada mexicana, que se negó a entregar a cuatro de ellos a las autoridada­des bolivianas, asegurando que el derecho de asilo prevalecía sobre las órdenes de detención que tenían contra ellos.

El lunes, el Gobierno mexicano denunció ante la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA) «la presencia excesiva de personal de servicios de inteligenc­ia y de seguridad bolivianos» que vigilan tanto la residencia del embajador como la embajada de Méxitor co. El conflicto diplomátic­o se ha caldeado durante las vacaciones navideñas después de que México anunciara que recurrirá a la Corte Internacio­nal de Justicia para poner fin al hostigamie­nto. «Allá nos veremos», respondió al envite el secretario de Gobierno de Bolivia, Arturo Murillo.

A la escalada de tensión, a la que ha contribuid­o el expresiden­te de Bolivia Jorge Quiroga al tildar de «cobarde», «matoncito» y «sinvergüen­za» a López Obrador, se han sumado las acusacione­s bolivianas a diplomátic­os españoles de querer ayudar a escapar a funcionari­os de Morales.

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Morales, en la plaza de Mayo de Buenos Aires.

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