Proliferación de publicaciones
Las repentinas sorpresas electorales que se experimentan, con partidos que caen en picado en cuestión de meses y otros que emergen de la misma forma y en idéntico plazo, tal vez encuentren en este penoso fenómeno su explicación. Alguien que conozco llama «flatulentas» a esas formaciones políticas, que fascinan o aborrecen a ciudadanos a los que les trae sin cuidado votar a uno u otro en sucesivos comicios, porque lo importante ahora es ganar o perder elecciones a lomos de constantes flatus vocis, en lugar de seguir una doctrina sedimentada o guiada por algún ideario sensato. Lo más curioso es que esta realidad iletrada coincide con el auge de la autoedición y la proliferación de publicaciones por los principales líderes, plagiadas o producto de negros literarios. Legiones de espontáneos llaman también a diario a las puertas de imprentas y editoriales para que les pongan tapas a sus más variadas cogitaciones o lirismos, que luego regalan a sus parientes. Si los libros que las grandes empresas sacan a los escaparates tras un sinfín de controles de calidad, oportunidad y estilo no logran venderse ni aun pagando dotes, ustedes me dirán lo que sucederá con estas otras voluntariosas obras, concebidas habitualmente para mitigar complejos de inferioridad o perturbaciones por el estilo.
Jesús D. Madrid
Gerona