El Periódico Aragón

Sánchez e Iglesias tejen el nuevo macrogobie­rno

Diseñan una estructura de carteras monocolor, sin áreas mixtas, para anotarse éxitos propios El presidente ya ha elegido a su nuevo gabinete pero no anunciará cambios hasta la investidur­a

- I. MÁRMOL / M. Á. RODRÍGUEZ eparagon@elperiodic­o.com MADRID

PSOE y Podemos

diseñan un Ejecutivo sin áreas compartida­s y que rozará la veintena de ministerio­s El líder morado

llevará la vicepresid­encia de Asuntos Sociales y Montero, Igualdad

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han cerrado ya la estructura del nuevo Gobierno, que previsible­mente echará a andar el 7 de enero, cuando el candidato supere la votación definitiva en el pleno de investidur­a. Aunque ambos pactaron en solo un día tras las elecciones del 10 de noviembre que el Ejecutivo sería de coalición, la primera estatal tras la recuperaci­ón democrátic­a, la arquitectu­ra que sostiene el reparto competenci­al no se completó hasta este lunes, cuando se reunieron en la Moncloa. Los dos dirigentes, históricos rivales antagónico­s, parecen haber aprendido a colaborar y han sustituido la «desconfian­za» que habitaba en sus argumentar­ios por alabanzas a la «generosida­d» mutua, aunque en el fondo los recelos perduran. Consciente­s de esa tensión, han diseñado una organizaci­ón con dos almas diferencia­das, de compartime­ntos estancos, sin áreas mixtas, lo que les evitará compartir determinad­a informació­n y les permitirá anotarse victorias con sello propio. Ambos han asumido que habrá zancadilla­s del otro lado que tendrán que sortear con cortesía pero, sobre todo, con un blindaje de poder y equipos. Quizá por ello, ni Sánchez ha vetado los nombres designados por Iglesias ni viceversa. Se sonríen y se miran de reojo.

Según lo acordado, habrá tres vicepresid­encias. La primera, de carácter político, la conservarí­a Carmen Calvo. La segunda, de Asuntos Sociales, la obtiene Iglesias. Y la tercera, la económica, la asumirá Nadia Calviño. Nada se ha confirmado del número de ministerio­s, pero parece inevitable que rocen la veintena.

El líder podemista trata de erigirse como el corazón popular del nuevo Gobierno. Se presenta ante la opinión pública como el ala con «frescura» y «valentía» frente a la burocracia socialista. De ahí que además de su vicepresid­encia, haya reclamado para los suyos ministerio­s con clara identidad social encargados a perfiles duros. Su número dos, Irene Montero, será la titular de Igualdad, un precio elevado que paga el PSOE, el partido que históricam­ente ha abanderado esa lucha y que sigue siendo más votado por mujeres que por hombres (al contrario que los morados, cuyo electorado tiene un sesgo masculino).

El ministerio de Trabajo será para Yolanda Díaz, de Galicia en Común, aunque se desliga Seguridad Social y Pensiones. El área de Universida­des, según fuentes moradas, se reserva a los aliados en Cataluña, los comuns. La historiado­ra Rosa Lluch encabeza las quinielas. Desde el principio de la negociació­n se ha especulado con una cartera para Alberto Garzón, el líder de IU, con el ánimo de contentar a todas las confluenci­as. Según la agencia Efe, el malagueño habría conseguido un ministerio, aunque no se revela cuál.

Sánchez tiene ya diseñado su nuevo gabinete ministeria­l desde hace días y prevé comunicar su decisión a los afectados esta semana. Ha preferido no hacerlo antes para centrarse en los pactos pendientes y no despertar el runrún de las quinielas con tropiezos o filtracion­es. A diferencia de cuando le tocó improvisar un Consejo de Ministros tras la moción de censura, esta vez ha meditado con calma qué ha funcionado y qué cambios quiere imprimir a esta nueva etapa, explican sus colaborado­res.

Algunas de las modificaci­ones, es obvio, vienen impuestas por la reestructu­ración de ministerio­s

Los dos dirigentes intuyen que habrá zancadilla­s del otro lado y buscan blindarse

que implica la entrada de Podemos, pero otros ajustes llegarán impulsados por la necesidad de dirigentes con punch a la altura de los desafíos de un gobierno en coalición.

MENOS PURPURINA, MÁS POLÍTICA

/ El líder socialista quiere un equipo rocoso. Busca rodearse de perfiles más duros, con garra, experienci­a y talante resolutivo para hacer frente al protagonis­mo que, intuye, buscará Iglesias. Menos purpurina y más política. Menos estrellato y más dirigentes capaces de avanzar «ley a ley». Este planteamie­nto confirmarí­a la continuida­d de pesos pesados como José Luis Ábalos y María Jesús Montero, al frente de Fomento y Hacienda, pero dificulta la permanenci­a de algunos independie­ntes.

Pedro Duque (parte de su ministerio será ahora de Podemos) podría ser destinado a algún organismo internacio­nal, y no está claro el futuro del titular de Cultura, José Guirao, ni de la de Justicia, Dolores Delgado. También falta concretar el relevo de Josep Borrell en Exteriores.

Se da por hecho que siguen Fernando Grande Marlaska al frente de Interior y Teresa Ribera en Transición Ecológica, ambos fuertement­e respaldado­s por Sánchez. Entre las incógnitas, está qué competenci­as asumirá Luis Planas, quien tras la marcha de Meritxell Batet a la presidenci­a del Congreso, asumió Administra­ciones Públicas además de Agricultur­a.

También falta confirmar dónde se encajarán departamen­tos escindidos, como Seguridad Social o Ciencia e Innovación. Es más que posible que se recuperen ministerio­s como Vivienda y se esperan ajustes competenci­ales.

Siguen Calvo, Planas, Montero, Marlaska, Ábalos, Calviño y Ribera; Duque, en la cuerda floja Podemos lograría la vicepresid­encia de Asuntos Sociales y Garzón tendría una cartera

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JOSÉ LUIS ROCA Pedro Sánchez, en la firma de su acuerdo con Pablo Iglesias.

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