Desinformación en las dos Españas
Depende de qué escuches, leas o veas en estos primeros días de año, el asunto sobre el que pivota la realidad son las declaraciones de Díaz Ayuso y la inocuidad de la contaminación en Madrid o bien sobre el pacto del PSOE con los independentistas. Pero la realidad es la misma para todo el mundo, aunque algunos se esfuercen en extractar aquello que más les interesa para su marco ideológico. Ahí está la primera de las maneras de desinformación más simples, la repetición obstinada de las declaraciones, de las reacciones copando el espacio para dejar al resto de las noticias como algo secundario.
Luego, ambos asuntos nos muestran las variantes de la desinformación. El cerrojazo informativo sobre las negociaciones entre PSOE, Podemos y ERC intenta servir como túnel del tiempo entre las declaraciones del presidente del Gobierno sobre sus problemas de insomnio y su repulsa a pactar con independentistas, a la defensa del Ejecutivo que saldrá el día 7 de enero del Parlamento. El objetivo no ha sido controlar el relato, sino que ni siquiera hubiera nada que relatar más allá de los posados fotográficos y los comunicados escuetos. El silencio ante la dificultad de explicar una transición entre el modelo de enfrentamiento y maximalismos en el que cayó la izquierda española, al del pacto y acuerdo en que estamos ahora.
Las declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid no son solo una muestra de ignorancia, son el ejemplo de una política reaccionaria que necesita emprender una guerra contra la ciencia. No es una desinformación por falta de conocimiento, es una estrategia de manipulación intencionada de los datos porque no están dispuestos a cambiar ni un ápice del modelo económico y social en el que creen.
¿Qué contaminación? ¿Qué cambio climático? como diría Trump. El negacionismo es interesado con unos claros beneficiarios energéticos y empresariales a los que no se quiere torpedear, mientras se reviste como libertad de elección de los ciudadanos.
Y mientras unos y otros nos intentan dirigir la atención, una tercera España, quizás la más numerosa, anda pendiente de las inacabables compras de las navidades, del frío, de la niebla, del vestido de Pedroche en Nochevieja o de la cuesta de enero que ya asoma. La manipulación solo genera mayor descrédito de aquellos que deberían liderar la sociedad, no nos culpen si luego nos desconectamos, vemos con lejanía los asuntos que nos atañen a todos y nos ocupamos más de nuestras vidas particulares.
La manipulación
solo genera mayor descrédito de los que deberían liderar la sociedad