Modelos orquestales necesarios
CRÍTICA DE MÚSICA
Artista:
Huesca
Lugar: P. de Congresos de Huesca Fecha: 30 de diciembe
Orquesta de Cámara de
La Orquesta de Cámara de Huesca presentó su tradicional y, sin embargo, sorprendente concierto de Navidad. Con un espectáculo que giró en torno a la obsesión, se fueron hilando sucesivos números musicales cargados de emotividad, verdad e inteligencia, manteniendo la tensión narrativa en todo momento.
La apuesta de la OCH se hunde en el trabajo honesto y constante que durante más de 25 años desarrolló Antonio Viñuales Gracia. Esa labor ha trascendido en un conjunto instrumental que aprendió disfrutando de la música de manera amable y desinteresada, aunque también exigente. La orquesta mima a sus componentes más jóvenes, labrando así su futuro y, al mismo tiempo, perpetuando el ideario de una agrupación versátil y poco convencional. Y lo que prevalece por encima de todos estos preceptos es el sentimiento de comunidad. La orquesta representa la comunidad musical de Huesca, en la que todas las piezas tienen su protagonismo porque todas son parte importante e imprescindible del proyecto.
Para la historia que contaba el concierto fueron igualmente vitales la niña que interpretó el Campanitas del lugar, el cuarteto de excelentes profesionales que interpretó unas variaciones de Dancla sobre la famosa melodía popular, el cuarteto juvenil que inició las Piezas para niños de Bartok y el ejemplar elenco de profesores que inició la Sonata de Albinoni. Todos ellos acuden a la cita anual comprometidos con la labor de crear público, de dar continuidad a un modelo formativo necesario e imprescindible y, sobre todo, de disfrutar y transmitir al público la magia y la emoción de la música.
El nudo gordiano del espectáculo lo expuso magistralmente el concertino-director Antonio Viñuales Pérez, interpretando a solo Obsesión de la sonata de Ysaÿe. Esta pieza, con sus continuas citas al Preludio de la Partita nº3 para violín solo de Bach, sirve como un leitmotiv que ilustra a la perfección esa obsesión en que se debate el músico entre la belleza, el arrebato, la exigencia técnica o la búsqueda de lo esencial y trascendente en la música, incluidos los temores evocados por el tema de la secuencia Dies irae, de la misa de difuntos gregoriana. Justo este tema, tan inquietante como poco navideño, fue cantado por unos monjes enmascarados para dar comienzo al concierto, mientras tañían las campanas y se proyectaban relámpagos amenazantes. Este sorprendente arranque dejó expedito el camino para que la obsesión musical suscitara lecturas diversas y pensamientos sorprendentes.
Se pudo apreciar cómo la línea temporal puede difuminarse si se fusionan los concertigrossi de Corelli y Schnittke. También se descubrió que los habituales motivos contrapuntísticos en la obra de Albinoni esconden melodías evocadoras y muy familiares y que su intenso tratamiento de las disonancias en los movimientos lentos se emparenta con el ambiente armónico de la suite orquestal Psicosis, de Herrmann.