Moderador constitucionalista
No son muchas las noticias que te alegren el alma y te saquen de la rutina en nuestro día a día. Por desgracia tendemos a dar más peso a lo negativo que a lo positivo.
Coronavirus, epidemia o pandemia, la crisis en la que está inmersa el campo, el cierre de la térmica de Andorra, Schindler en Zaragoza después de 70 años produciendo ascensores o la caída de la industria del calzado en la comarca del Aranda, con el efecto de arrastre que estos cierres conllevan, no son buenas noticias.
Las buenas no consiguen encaramarse fácilmente hasta los titulares.
Pocas son más allá de lo deportivo, por el buen momento que pasa nuestro primer equipo de fútbol. Quizás buscando algo positivo, hay otra que puede sonar bien, aunque esta esconde tintes extradeportivos.
Se trata de los Juegos Olímpicos
de Invierno en el Pirineo 2030, con ramificaciones a Barcelona y también a Aragón.
Dando por sentado que serían unos juegos de cero emisiones y respetuosos con el medio ambiente, el enunciado Pirineos Barcelona, el papel de Aragón, si el comité olímpico finalmente los concede, me da que no es tanto por sus maravillosas pistas ni sus altas montañas en el centro de la cordillera pirenaica, y si más por pura estrategia política.
En un contexto político como el actual, el apoyo de un gobierno desesperado como el de Sánchez está garantizado.
Con ello contentar a ERC por darle su apoyo y de paso facilitar el desbloqueo político y aproximar las instituciones españolas y catalanas.
Y para mejorar esa falta de sintonía entre la Moncloa y la Generalitat qué mejor que Aragón, respetuoso y obediente como moderador constitucionalista.
Uno recuerda las aspiraciones olímpicas de nuestro Pirineo, sueño eterno desde 1983 hasta el último intento Jaca 1992, todas ellas fueron frenadas por el Comité Olímpico Español y el gobierno, la última para centrarse en la candidatura de Barcelona’92.
Nuevamente una lluvia de millones pagados por todos los que estamos para contentar a quienes no quieren estar.
Y llegado el momento, si así lo decide esa gente que se reúne (COI), que lo hace todo aparentemente de manera altruista y que decide cada cuatro años dónde va a parar el «gordo» de la Olimpiada, espero que la presencia de Aragón no solo sea la de ser el invitado moderador para una candidatura en la que por cierto su nombre no aparece (Pirineos–Barcelona), pero llegado el momento sirva para remodelar, modernizar y actualizar instalaciones ya hechas y también en infraestructuras hoteleras, deportivas y de comunicaciones.