«Con Marcelino hay opiniones para todos los gustos, pero en la mayoría de sitios ha triunfado. Con eso está dicho todo»
—El 2 de marzo del 2011 llegó su primer y único gol aquí.
—Como para olvidarlo. Ante el Athletic y el gol de la victoria además. Me eché a llorar por lo que había pasado, por el sufrimiento, se me vino todo encima al marcar. Fueron muchas emociones, las ganas de que saliera todo bien, la felicidad por marcar… Por eso salieron las lágrimas.
—En esa recta final tuvo por fin continuidad en el Zaragoza.
—Sí y después de salir de dos lesiones no debería haber jugado tanto, tras mucho tiempo de baja. Esa continuidad puede ser perjudicial, pero a mí me ayudó, aunque me costó coger mi ritmo, dar lo mejor de mí para el equipo.
—¿Cómo fue su experiencia con Javier Aguirre?