Feminismo reivindicativo
Hace años un lema decía: «gana la banca». Ahora quien gana es la farma, es decir, la farmacia, y quien pierde es la mujer.
Cuando leí un artículo de Nieves G.R. del Instituto Desarrollo y Persona, entonces entendí. Hace años se desató un exacerbado feminismo que, en puridad de criterio, no beneficia a la mujer, distinta biológica y psíquicamente al hombre, pero complemento en paridad con él, de cuya unión entre ambos se regenera necesariamente la sociedad.
Superados los ya los patriarcados y relegada la sumisión, el adoctrinamiento en derechos, sobre la sexualidad, va en alza. Cuando los adolescentes tienen relaciones sexuales, usan preservativos.
Gana la farma. Si aquellos fallan, la píldora del día después. Gana la farma. Si avanza la promiscuidad, anticonceptivos.
Gana la farma. Si a pesar de todo existe embarazo, se aborta.
Gana la farma. Si se quiere ser madre sin compromisos, fecundación in vitro.
Gana la farma.
La igualdad de sexos no se entiende como uniformidad ni como una bandera de identidad que hostiga al hombre, es una convivencia natural en integridad, en dignidad y en prosperidad.
El 8 de marzo, día Internacional de la Mujer, probablemente el aborto se exigirá como de pleno derecho, donde muchas niñas sin nombre, abortadas, no podrán manifestarse.
La marginación actual no es contra la mujer, sino contra el hecho de ser madre, y gran culpa la tiene el iracundo progresismo social.
Y esa es la penosa realidad que discrimina a la mujer en pleno siglo XXI.
Por ello la anticoncepción es el gran triunfo de la «igualdad» feminista. Gana la farma, pierde la mujer.