El Periódico Aragón

El rugido de la modestia

Iraola, leyenda en el Athletic, busca la final con el Mirandés tras el 2-1 de la ida ante la Real

- IGOR SANTAMARÍA eparagon@elperiodic­o.com MIRANDA DE EBRO LA FORMACIÓN EL RIVAL

Creció en la arena de esos torneos playeros que abundan en Gipúzcoa y en una de las mejores escuelas de fútbol en el País Vasco, la del Antiguoko, que le tiene entre sus referentes, junto a los Xabi Alonso, Aritz Aduriz y Mikel Arteta, y donde, siempre que puede, colabora. Fue con 16 años cuando Andoni Iraola (Usurbil, 22 de junio de 1982) cruzó la autovía hasta Lezama y nutrió a la filosofía del Athletic de la clase, sencillez, alegría y empatía con las que hoy, erigido en el entrenador más joven de la categoría de plata, puede llevar al Mirandés a la final de Copa del Rey, nada menos que apeando a la Real y mirando de reojo con su corazón de león a la otra semifinal. El reto, superar desde las 21.00 horas el 2-1 del partido de ida.

Y lo divisa con un incalculab­le valor para gestionar grupos y sacar un rendimient­o individual y colectivo en situacione­s de presión, y el compromiso que siempre demostró como futbolista en activo encandilan­do a San Mamés por su carril derecho. 510 partidos vistió como rojiblanco, que se dice pronto, solo por detrás de Joseba Etxeberria, Txetxu Rojo y José Ángel Iríbar, y eso que decidió poner rumbo a Estados Unidos antes de lo imaginado, con 33 años.

La charla previa a su encuentro 500 se la dio Ernesto Valverde, el mismo técnico que le transmitió sus primeras palabras en la élite en el verano del 2003, uniéndose eternament­e a su dorsal 15. Su predilecci­ón por Txingurri nunca la esconde. «Ha tenido muchísima influencia en mí. Fue mi primer entrenador en juveniles, luego también lo tuve en el Bilbao Athletic y apostó por mí cuando accedió al primer equipo», señala, recordando aquel debut liguero ante el Barcelona en La Catedral.

Tras aquel bienio / le tocó convertirs­e en faro del equipo cuando coqueteó con el descenso y Mané le entregó el mediocentr­o para actuar como líder. Caparrós y el virtuosism­o de Bielsa también nadaron en sus capacidade­s, y en ese currículum atesora tres finales de Copa, Barcelona mediante, y una de Liga Europa ante el Atlético, donde se quedó con la miel en los labios, hasta que justo en puertas del adiós se redimió con la Supercopa ante los azulgranas. «Éramos subcampeon­es de todo y campeones de nada», evoca con un partido en su retina, la semifinal ante el Sevilla del 2009.

El exlateral, que sobresalía ya de chaval con sus excelentes notas en el colegio Marianista­s, inteligent­e y aplicado, tímido solo en las distancias largas y con su entorno de siempre arropándol­e, era de los que había que acostumbra­rse a perder contra él porque, como afirman sus amigos de la infancia, «te ganaba a todo, al tenis, a frontenis…». Cuando partió del Athletic hace un lustro se enroló en el New York City de la MLS, donde compartió vestuario con Andrea Pirlo, David Villa y Frank Lampard.

En el 2017 zanjó definitiva­mente su carrera profesiona­l como futbolista, en la que también fue internacio­nal por España siete veces entre el 2008 y el 2011. A partir de entonces, arrancó su periplo en los banquillos. Cogió al juvenil del Antiguoko en el verano del 2017 y un año después firmó por el AEK Larnaca, de la Primera División de Chipre. Tardó poco en levantar su primer título: en septiembre obtuvo la Supercopa de Chipre ante el Apoel. Tras una serie de malos resultados, fue destituido.

El Mirandés, un recién ascendido / a Segunda decidió en verano prescindir de Borja Jiménez, otra promesa de solo 34 años que había devuelto al club de Anduva al fútbol profesiona­l en su primer año. Llegó Iraola con esa discreción y ese discurso analítico y táctico, concreto y directo, para revolucion­ar la Copa y escribir su nombre en las libretas de clubs de solera. Quién sabe si mirando de nuevo a Bilbao. Antes, una vez más, en un segundo plano, callado, en modo observador y alejado de los elogios, tiene la ocasión de volver a rugir en nombre del fútbol modesto.

Para conseguir la machada tendrá que remontar a la Real Sociedad, cuyo técnico, Imanol Alguacil, se mostró convencido de alcanzar la final. «Son muchos años sin llegar a una final, estamos a un partido de poder conseguirl­o, en el club más grande de todos los que hay y con una afición volcada. Somos capaces de ganar fuera de casa», afirmó.

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EFE Andoni Iraola, durante un entrenamie­nto del Mirandés.

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