Que no se pueden aprender en casa»
importante y ahora ostente responsabilidades en instituciones no menos importantes», expresó para referirse a su labor en estas dos entidades.
La inauguración estuvo plagada de anécdotas y de momentos en los que alumnos de distintas edades del centro le manifestaron todo su cariño. Así, mientras que recomendaba a los niños estudiar y dejar volar la imaginación, en una clase un niño le mostraba a la escritora un terrario de insectos palo, en otra le brindaban la bienvenida coreando su nombre, y en otra un par de alumnas le recitaban un poema y le hacían entrega de un ramo de flores. Visitó también el huerto y el comedor escolar, en el que tuvo otro encuentro con los niños y se interesó por la comida que ofrecía el menú.
En el final de la inauguración, Soledad Puértolas reconoció sentirse «aplastada» por el cariño que había recibido por parte de la comunidad educativa, y rechazó leer el discurso que había preparado. En su lugar, invitó a los niños a disfrutar del aprendizaje: «En el colegio se aprenden cosas que no se aprenden en casa. Disfrutad muchísimo».
Por su parte, Javier Lambán, destacó la labor de los docentes y de la escritora en el futuro de los niños: «En unos años elegiréis vuestra profesión: seréis abogados, bomberos o arquitectos, pero todos tendréis algo en común: vuestros profesores, junto a vuestros padres, se habrán convertido en las personas más importantes de vuestras vidas. Alguno quizá sea escritor. Y os sentiréis orgullosos de haber estudiado en un colegio que llevaba el nombre de una novelista tan importante como Soledad Puértolas».
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