«Hay enfermedades más graves. La vida sigue a pesar del coronavirus», explica una madre
bien, en profundidad, con el jabón y la espuma inundando los dedos entrelazados. Se lo saben de memoria los alumnos, sus padres y sus madres. Y eso que alguna madre despistada se lamentaba ayer de que su hijo, de unos 4 años, llevaba en la cara restos del desayuno. «Con la boca sin lavar. Bien empezamos hoy», le susurraba mientras le frotaba la cara enérgicamente con un pañuelo.
La dirección del colegio también ha decidido tomar la temperatura a los alumnos varias veces