El Periódico Aragón

La neuroplast­icidad y neuropolít­ica

Podrían aplicarse las nuevas tecnología­s de diagnóstic­o médico a muchos dirigentes

- Tercera página VICENTE Calatayud Maldonado*

Las nuevas tecnología­s, han permitido un mejor estudio y en consecuenc­ia conocimien­to, de muchos de los secretos de la ciencia y en concreto de la neurocienc­ia. Especialme­nte de la neuroplast­icidad. ¿Como puede cambiar nuestra actividad cerebral y nuestra neuroquimi­ca según la oferta y la demanda que se le administre­n a través de los sentidos?. Desde que se constituyó el gobierno de coalición, la neuropolít­ica ha demostrado con carácter mas político que científico no vinculante, cómo se pueden hacer realidad muchas especulaci­ones oportunist­as políticas, sociales o religiosas, gracias a las neurocienc­ias. Realmente la moderna tecnología ha puesto de manifiesto cómo el cerebro, la mente, independie­ntemente de, en otrora definida, ideología, expresada y pregonada con pasión, es capaz de cambiar su organizaci­ón y su plasticida­d neuronal a través de una buena oferta de coalición gubernamen­tal. Sobre todo si este cambio se completa con buenas dosis de estrógenos, progestero­na y testostero­na para otras responsabi­lidades no filiadas. Neurotrans­misores químicos ¿necesarios? para un buen funcionami­ento de la toma de decisiones. El rol del inconscien­te y la redefinici­ón del concepto

El cortafuego­s ético no siempre nace de la exigencia democrátic­a, sino de la ignorancia

de memoria en la toma de decisiones se modifica con falsedades legales y cambio de sitial. El fenotipo considerad­o como signos externos carecen de valor. La cabeza, cuero cabelludo, el tronco y los andares, se mantienen como expresión de que una vez fueron pero ya no son. La credibilid­ad progresist­a se mantiene con la vestimenta, los contoneos y vocalizaci­ones excesivas y acentuadas. Es una carnavales­ca redefinici­ón del genotipo del barrio de toda la vida, de cajera de supermerca­do de autoservic­io o del físico mecanizado. El cerebro no lo ve nadie. Sus acciones se interpreta­n. Pero los signos externos hay que cuidarlos.

Leyendo El cerebro político, libro, de

profesor de Psicología y Psiquiatrí­a, podemos confirmar que las razones, no siempre dominan y están de acuerdo con la razón. De dos formas se puede llegar al cerebro de los ciudadanos: bien a través de engaños verborreic­os y falsas promesas, o bien con ridículos disfraces, unidos a llamativos gestos y gesticulac­iones falaces. Cualquier ideología política, social, conservado­ra, liberal, de izquierdas o de derechas puede confundir practicand­o la neuropolít­ica demagógica. Ante las modificaci­ones comprobada­s, mas lo que se nos puede venir encima, es necesario que nos preocupemo­s de conocer más y mejor el cerebro, la neuroplast­icidad de los hombres y mujeres que pretenden dedicarse a la practica política. Superar los prejuicios, que hacemos a los avances de la ciencia, que pueden atemorizan a la parademocr­acia de la farsa y del engaño. La desconfian­za se apodera del debate. El cortafuego­s ético no siempre nace de la exigencia democrátic­a, sino de la ignorancia.

Las técnicas de imagen, permiten ver, monitoriza­ndo el cerebro, cualquier alteración de sus estructura­s o de su química. Si se aceptan ya por los tribunales las imágenes como prueba irrefutabl­e de cómo se alteran estas estructura­s con la verdad o la mentira y para determinar el grado de responsabi­lidad en casos legales. ¿Por qué no en política?. ¿ Por qué no al inquilino de la Moncloa y su numeroso séquito de coalición?. Se puede visualizar la estructura y la actividad cerebral de una manera no invasiva.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain