A quien corresponda
Llegar hoy día en coche a cualquier gran ciudad española para visitarla, supone –en efecto– tener que enfrentarse a ciertos problemas a la hora de aparcar.
La bella capital del Ebro no es precisamente la excepción a la regla y, poderla ir descubriendo al completo con el vehículo bien aparcado y –a ser posible– en su mismo centro neurálgico, facilita enormemente las cosas.
Cierto es que, en pleno casco histórico zaragozano y a escasos metros de la basílica de Nuestra Señora del Pilar, de la catedral de La Seo, del Ayuntamiento, de la Lonja y del río Ebro –como es la Plaza de España– existe el aparcamiento público del moderno centro comercial Puerta Cinegia.
No obstante, se hace absolutamente necesario advertir a «quien corresponda» que, al congregarse allí tal afluencia de público, adolece tanto su entrada como su salida de insuficiente señalización, especialmente la salida al Coso, donde los profesionales tranviarios tienen que jugarse literalmente el tipo y poner a tope toda su pericia y reflejos para evitar una tragedia, en cada una de los múltiples viajes que realizan diariamente atravesando esa zona tan sumamente peligrosa.
Aviso a navegantes.