La camiseta
Buscando el otro día antiguos papeles en casa de mi madre encontré entre ellos una vieja fotografía que en su reverso ponía lo siguiente: Real Zaragoza-F.C Barcelona campeonato nacional alevines 5/6/82, y en el anverso estábamos mi amigo Josean y yo posando con nuestra camiseta del Real Zaragoza.
Solo éramos dos niños de 12 años, pero nuestra mirada transmitía la concentración ,responsabilidad y sobre todo orgullo del que se prepara para defender unos colores y un sentimiento que va mas allá de un mero partido de fútbol.
Rápidamente se me fueron los ojos a mis botas de seis tacos de aluminio que lucía impolutas. Y se me saltaron las lágrimas.
En aquellos tiempos cada uno se compraba sus botas y en mi casa no sobraba precisamente el dinero, pero mi madre no quiso que yo me sintiera menos que los demás y me compró las Adidas Santiago que yo tanto anhelaba pero no me atrevía a pedir ni a los Reyes Magos.
Ello implicó que hubiera que apretarse el cinturón más de la cuenta. Hoy soy consciente de aquel sacrificio que hicieron mis padres y estoy tranquilo porque siempre que porté nuestro escudo del león dejé todo lo que tenía dentro para defenderlo como merecía.
Cuento todo esto porque quiero mandarles un mensaje a los jugadores de nuestro Real Zaragoza: «Vestís algo que es mucho más que una camiseta, porque en ella están impregnadas miles de historias de sudor, de trabajo, de sacrificio familiar, de orgullo de generaciones pretéritas que todavía hoy daríamos tiempo de nuestra vida por haber saltado una sola vez al césped de La Romareda portando esa sagrada zamarra bajo los acordes del himno zaragocista.
Por todo ello, defendedla con honor , con dignidad, por todos los que no pudimos llegar, que una ciudad entera está con vosotros y devolvednos al lugar del que nunca debimos salir.
Es vuestro momento».