El Periódico Aragón

¿Y aquí quién vertebra?

Gascón*

- Hablando claro SANTIAGO

Es posible poner en marcha cualquier negocio y competir. Las leyes del liberalism­o así lo aseguran. Todo vale para que gane el más fuerte y preparado. Excepto si decide que el aceite o el vino de Aragón amenazan a la libre economía de la América con mayúsculas. Hasta ahí podríamos llegar.

Es posible entender la sanidad y la educación como un negocio. Así las ven quienes consideran un despilfarr­o que el erario público atienda tales asuntos. Tampoco valdría todo. A ver a quién se le ocurre abrir un hospital o una universida­d en las Cuencas Mineras. Hay que estar cerca del cliente, o sea, en la ciudad. Por cada euro que se dedica a salud, en territorio­s como Madrid o País Vasco, aquí debemos invertir dos y medio, porque los municipios aislados se resisten a desaparece­r, y porque un esquiador de Majadahond­a tiene derecho a ser

Me gustaría que los expertos pudieran cuantifica­r qué ganan Huesca, Teruel o La Almunia siendo campus

rescatado por un helicópter­o del Salud si su seguro no lo cubre.

De ahí que llevemos tiempo hablando de vertebrar. Y no se trata de conjugar este verbo en cada discurso, sino de crear una realidad. Presumo de que la Universida­d de Zaragoza haya sido, y sea, una de las institucio­nes que más ha creído e invertido en esta aspiración a lo largo de los años. El esfuerzo económico no lo realizan solo la universida­d o el Gobierno, lo hace el alumnado, sus familias y todo el personal. ¿Los beneficios? Me gustaría que los expertos pudieran cuantifica­r qué ganan Huesca, Teruel o La Almunia siendo campus. También invito a buscar cuántas universida­des se esfuerzan en llegar a todo su territorio.

Sobre la necesidad de satisfacer la supuesta demanda en Psicología, por ejemplo, tengo más preguntas que respuestas. No sé, cuánto nos cuesta, cuántos graduados produce la Universida­d de Zaragoza, cuántos la universida­d a distancia en sus sedes aragonesas, cuántos psicólogos precisamos en Aragón, cuántas plazas se oferta la sanidad pública.

No voy a decir ni pío sobre la sentencia del Tribunal Constituci­onal. Qué sabrá Madrid de nuestra realidad. Además, no soy partidario de imponer vetos. Pueden, según las leyes del libre mercado, venir a esta tierra todas las universida­des y hospitales que lo deseen. Pueden y deben también, conocer este complejo territorio y mojarse hasta el cuello para mejorarlo. Porque un gramo de libertad siempre supone toneladas de compromiso.

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