Necesitan atención
Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen. Pocos la asumimos como consecuencia de la vida humana. En esa última etapa de la vida, sentirse solo es una de las peores sensaciones que puede experimentar el ser humano.
Más si la persona en su soledad, por razones de la propia edad o temprana enfermedad, llega a perder su autonomía física, mental, intelectual o sensorial, el problema se agrava en su autonomía.
Llegada a esa situación de dependencia, y para que estas puedan seguir en el abrigo de su propio hogar, el abrigo de su corazón, la persona o personas necesitan la atención de una tercera para realizar sus actividades en su vida diaria.
Aragón parece que ha mejorado esas ayudas desde que en el 2006 se creara el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia. Es una de las comunidades con mejores resultados. Aun así la lista de espera es grande, son muchas las personas de condición humilde que, pese a tener reconocida la prestación, siguen sin recibirla y otras muchas a la espera de su evaluación.
Por suerte vivimos en una sociedad avanzada donde el concepto de solidaridad coge más fuerza.
Todos estamos expuestos como humanos a lo largo de nuestra vida, a perder la salud y capacidad de valernos por nosotros mismos, fuese por sufrir una enfermedad, suceso incapacitante o vejez.
Es por ello, que toda ayuda del gobierno autónomo es poca para quienes se encuentran desamparados y carecen de recursos económicos para ser atendidos por profesionales.
Lo más triste en una vida es carecer de mañana.