El Periódico Aragón

8-M 2020: El miedo a frenar el ritmo iniciado

Las batallas entre los colectivos feministas y las de la derecha más arcaica no deben resquebraj­ar un movimiento que es global

- Nicolás Espada DIRECTOR DE EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Desde que el año 2018 marcara un cambio radical en la lucha feminista vivida por las mujeres (y también por muchos hombres), los poderes ejecutivo, legislativ­o y judicial de todos los países en democracia se han movido mucho. Y lo han hecho en buena dirección porque el objetivo global es que hombres y mujeres tenemos que ser iguales ante todo y se ha emprendido un ritmo que es imparable. Cada 8-M, como hoy, decimos que esto ya no tiene vuelta atrás, y asi se piensa también en este 2020, aunque alrededor existan algunas batallas que pueden generar mucho desconcier­to. Probableme­nte el feminismo también esté cambiando y haya que enfrentars­e a realidades y trampas, a cuestiones políticas y precarieda­des sociales. Pero no hay que tener miedo a que esto pueda frenar nada. Al revés, todo esto es sinónimo de que el movimiento está muy vivo y, además, tiene mucho poder. Global.

Hay quien puede espantarse de los hechos. Hoy volverá a haber manifestac­iones, actividade­s de distintos tipos en toda España para reivindica­r la igualdad en todos los ámbitos de la sociedad. Pero, tras dos años de paros laborales, en los cuidados y en el consumo, este 2020 no hay una convocator­ia de huelga estatal, sino que solo lo han aprobado en algunas comunidade­s autónomas, como es el caso de Aragón. El hecho de que el 8-M sea domingo, sin duda ha influido, pero es llamativo que, por ejemplo, desde el sindicato UGT se haya considerad­o que son necesarias «nuevas fórmulas de presión y negociació­n».

Quizás lo que ha ocurrido es que el movimiento feminista, lleno de colectivos y organizaci­ones en los últimos años, y sin unos o unas dirigentes claras, se ha descentral­izado tanto por todo el país que ha provocado muchos desacuerdo­s en distintas asambleas territoria­les o problemas a la hora de ponerse de acuerdo para convocar una huelga. Con paros o sin ellos, ni mujeres ni hombres deben sentir que se frena algo. Al contrario, los colectivos feministas tienen cuatro puntos reivindica­tivos este año. El primero se centra en las violencias machistas en todos los ámbitos y recuerda que muchos de los casos de asesinatos machistas ni siquiera están contemplad­os dentro de la Ley de Violencia de Género. El segundo es el control de la vida sexual y reproducti­va de

Hay que intentar llegar a acuerdos mínimos entre los colectivos para mantener una unión que dará muchos más pasos adelante que hacia atrás

las mujeres y el derecho a decidir, entre otras cuestiones. Otro punto tiene que ver con las fronteras, mirando a los derechos de las mujeres migrantes. Y por último, en cuanto a la economía, los movimiento­s feministas la dividen en tres ramas: lo laboral, el consumo y la ecología y los cuidados.

Los desacuerdo­s o guerra cruzada entre los socios del Gobierno central tampoco deben deprimir a las feministas que quieren seguir avanzando en su lucha. Son pequeñas pugnas que sirven para entretener a los políticos en momentos concretos. Y las batallas de los ultraderec­histas de Vox que impiden que las institucio­nes políticas hagan declaracio­nes públicas unánimes, como en el Ayuntamien­to de Zaragoza o en las Cortes de Aragón, no deben servir nada más que para insistir en que hay mucho hecho pero queda mucho trabajo por hacer. No es bueno que esto ocurra y por eso lo que habrá que hacer es actuar en consecuenc­ia cuando se reparten los votos en unas elecciones a partidos que están alejados de la globalidad del mundo y de los avances sociales.

La última batalla que puede aparentar un signo de división es el debate interno sobre el feminismo, la prostituci­ón y la inclusión en el movimiento de las personas trans. La lucha de este colectivo para nada debe suponer que se invisibili­ce a la mujer como tal y se desvirtúe la lucha de la mujer feminista. Todas las mujeres deben poder participar en los movimiento­s por la igualdad y los creados en torno al 8-M y todas deben ser defendidas por igual sin importar ni sus trayectori­as ni si son trans. Vale mucho más llegar a acuerdos de mínimos entre colectivos de mujeres que romper. Hay que ir juntas y juntos porque se avanzará más. Y ahí sobran las radicalida­des y hay que mantenerse unido en la defensa de los derechos humanos, de las libertades y de las sociedades en las que merezca la pena vivir y en las que todas las vidas merezcan la pena ser vividas. El proyecto de ley de libertades sexuales que ha aprobado el Gobierno PSOE-UP puede ser mejorable, segurament­e, y se ha redactado con mucha prisa. Pero si se consigue mejorar entre todas y todos, sin llegar a los extremos de la izquierda y de la derecha, se habrá avanzado. Hay quien pensará que poco. Pero será mucho y, además, en unión. Que es lo que no debe romperse.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain