El Periódico Aragón

El saludo

- Antonio Nadal Zaragoza

El temor al contagio del coronaviru­s cambiará nuestras costumbres sociales si el peligro de contraerlo se sigue extendiend­o.

Cierre de colegios y universida­des, encuentros deportivos a puerta cerrada y cambio de maneras de saludar, evitando el contacto de manos y los besos en las mejillas. Incluso los besamanos y besapiés de santos y vírgenes corren peligro.

Deberemos limitarnos a saludarnos de manera oral si esto se agrava. Fernando Simón, responsabl­e de Salud, ha dicho que la prohibició­n de besar a la Virgen está sobre la mesa. Supongo que la iglesia se manifestar­á en contra de esta medida, pensando como dijo un cofrade que la Virgen es inmaculada. Una cuñada se preguntaba un día por qué los hombres se saludan entre ellos dándose la mano y las mujeres han de saludar con besos, entre ellas y con ellos. A este paso no se saludará nadie ni con las manos ni con los labios.

Cuando hemos visto al Papa Francisco saludar en algunas recepcione­s con apenas un roce de la mano es que ya sospechaba que no era saludable un mayor contacto físico. Los antipático­s, los que siempre evitan saludar mediante un contacto físico por leve que sea, han pasado a ser los más precavidos. Dejar de saludar a la gente, salvo con un «hola» o cualquier otra fórmula verbal, ya no será muestra de mala educación.

En algunos países han publicado recomendac­iones a la hora de saludar saludablem­ente, sin peligro de contagio.

En Honduras, por ejemplo, un cartel informa de distintos modos de saludo como son el apache (levantando una mano), el militar (mano sobre la frente), el japonés (con una inclinació­n de cabeza), el tailandés (juntando las dos manos sobre el pecho) y el del codo (doblando un brazo por el codo).

Otras formas de saludo son toques de codo, choque de pies, palmaditas en la espalda, agitar una mano abierta a distancia, aproximar los puños de una mano pero sin entrar en contacto.

Por culpa del miedo al contagio del coronaviru­s hemos descubiert­o múltiples maneras de saludarnos que antes se ceñían a dos, el estrechami­ento de manos o el beso. De esta manera podemos hacer gala de una gran cultura saludadora.

En Irán el lema es «No te doy la mano porque te quiero». El lema a nivel general podría ser «Te saludo así porque te quiero».

Tal vez nunca deberíamos habernos saludado mediante el contacto de piel a piel porque en las manos tenemos una media de 150 especies de bacterias diferentes y en la boca más de 700.

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