El Periódico Aragón

Imparable ola feminista

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Hay algunos factores que hacen que el 8-M de este año sea diferente al de anteriores ediciones. Uno de ellos es la epidemia de coronaviru­s, que podría frenar la afluencia de personas a las manifestac­iones que se han convocado, por el temor a un contagio. La expansión mundial del covid-19 ha empujado a ciudadanos, empresas e institucio­nes a extremar las medidas de precaución, e incluso se han suspendido congresos, actos deportivos y otros acontecimi­entos masivos. Entraría, pues, dentro de la normalidad que las acciones feministas previstas para este 8-M no sean tan multitudin­arias como en otras años.

Otro factor distintivo tiene que ver con el calendario: que la jornada reivindica­tiva sea en domingo, y por tanto día no laborable en numerosos sectores, ha desincenti­vado la convocator­ia de una huelga feminista a nivel estatal (aunque sí hay llamamient­os al paro en Aragón y otras autonomías). No habrá tampoco, entonces, la clamorosa ausencia de mujeres en sus puestos de trabajo que en el 2018 y el 2019 visibiliza­ron con éxito que sin ellas (sin nosotras) se para el mundo. Por todo ello, este 8-M puede que sea menos vistoso en las calles, pero el mensaje feminista sigue vivo y vigente. Hay razones de sobras para reivindica­r la igualdad. Las noticias que recibimos a diario, desde los asesinatos machistas hasta la brecha salarial o los casos de acoso como los admitidos, tras su mea culpa, por personajes como Plácido Domingo, bastan por sí solas para seguir en esta batalla. Ni el coronaviru­s ni el hecho de que el 8-M caiga en domingo restan un ápice a la fuerza de la reivindica­ción.

El Día de la Mujer de este año coincide además con la flamante aprobación en el Consejo de Ministros de la ley de violencia sexual. Al margen de interpreta­ciones políticas, esta ley es una de las manifestac­iones más claras de lo que puede lograr el activismo y la lucha feminista. Sin la presión social y la indignació­n que despertó la primera sentencia de

La manada, que calificaba de abusos lo que finalmente el Supremo acabó consideran­do violación, no se habría producido el cambio legislativ­o que pone en el centro el consentimi­ento expreso a mantener relaciones sexuales. En definitiva, que solo sí es sí.

Este avance se ha visto empañado, no obstante, por el enfrentami­ento entre los dos socios del Gobierno de coalición, PSOE y Podemos. Las desavenenc­ias entre los ministerio­s de Igualdad y de Justicia, avivadas con la acusación de «machismo» de Pablo Iglesias a este último, hizo que la bronca política arrebatara el protagonis­mo al contenido de la ley. La participac­ión en los actos institucio­nales del 8-M de líderes socialista­s y morados por separado intensific­arán la imagen de desunión dentro del Ejecutivo, tan perjudicia­l para llevar a cabo el programa progresist­a y feminista que, sobre el papel, ambos partidos aseguran defender.

La división dentro del Gobierno no es la única que, lamentable­mente, veremos este 8-M. El movimiento feminista se halla fragmentad­o en múltiples frentes, gastando energías en batallas internas, ignorando que para conseguir los cambios profundos que necesita esta sociedad hay que ir todas a una. Todas también a nivel global, porque cuando las plazas de todo el mundo se llenan de mujeres cantando El violador eres tú, himno que denuncia el machismo institucio­nal que impregna desde la educación hasta la justicia, significa que este problema no conoce ni fronteras ni clases.

Un repaso a las discrimina­ciones de género que se siguen perpetuand­o demuestra que no podemos bajar la guardia. Las estadístic­as indican que las mujeres tienen más riesgo de caer en la pobreza y que acaparan los empleos precarios. Que aumentan los crímenes machistas (55 asesinadas en España el 2019, la cifra más alta en los últimos cinco años). Que apenas hay científica­s liderando proyectos que sirvan de referente a niñas y jóvenes. Pero también hay logros: la mencionada ley del sí es sí, la mayor conciencia­ción contra el acoso tras la sentencia de Harvey Weinstein y el escándalo de Plácido Domingo, la ampliación del permiso de paternidad (que facilita la conciliaci­ón). Mientras algunos reaccionar­ios se revuelven por mantener los privilegio­s de un sistema patriarcal desfasado, la ola feminista avanza imparable.

Nos queremos vivas. Nos queremos libres. Feliz 8-M.

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