El Periódico Aragón

Los familias sufren graves daños psicológic­os

- A LA FUERZA

Los familiares de las personas ▶▶ desapareci­das (5.529 en toda España, de las que la mitad son menores) sufren graves daños psicológic­os como consecuenc­ia de la prolongada ausencia, a veces definitiva, de sus seres queridos. Así concluye un estudio presentado esta misma semana en el Congreso de los Diputados y que ha sido realizado por los profesores universita­rios Aida de Vicente Colomina y Pablo Santamaría Fernández. Estos expertos señalan que en torno a un millón de personas ha pasado en el país por esta dura experienci­a desde el año 2012 y que todas ellas se han visto afectadas por la incertidum­bre, una gran preocupaci­ón y una cavilación continua sobre el hecho traumático. Estas situacione­s desembocan en un plazo más o menos largo en problemas de ansiedad, estrés y depresión, estados de ánimo que a su vez interfiere­n en la vida cotidiana de estos familiares y amigos más próximos. frentan. Algunas son involuntar­ias, como las de personas, generalmen­te muy mayores, que sufren de alzhéimer o demencia senil. Pero una mayoría se inscribe en las denominada­s ausencias voluntaria­s, donde ocupan un espacio destacado los menores, sobre todo extranjero­s y nacionales fugados de centros tutelados.

Una parte muy minoritari­a / de las desaparici­ones son las forzosas o inducidas, que constituye­n un delito de detención ilegal y que, con cierta frecuencia, revisten la forma de un secuestro por parte de uno de los progenitor­es de un menor. Según las cifras manejadas a nivel nacional, que sirven para reflejar asimismo las tendencias en Aragón, nueve de cada diez denuncias presentada­s son por desaparici­ones voluntaria­s, mientras que un 7% responde a ausencias involuntar­ias y solo un 1% se consideran forzosas.

La presentaci­ón de la denuncia al haber sospechas de una desaparici­ón da lugar al comienzo de las pesquisas policiales y a la búsqueda, que implica desde los cuerpos y fuerzas de seguridad a los bomberos, pasando por Protección Civil. Los familiares y amigos son los primeros en lanzarse a la búsqueda, en los momentos iniciales, pero en cuanto el rastreo moviliza a medios oficiales se adopta una sola dirección y todo se coordina desde un puesto de mando.

Todo nuevo caso denunciado da lugar a la apertura de ficha en el Centro Nacional de Desapareci­dos, con los datos y la fotografía reciente del buscado, situación en la que se mantiene mientras se trata de un asunto vigente, es decir, sin resolver.

En estos momentos, en Zaragoza se busca a dos personas mayores, José Abadía, de 81 años, y Virgilio Giménez, de 75, señala Rudíez, que explica que el primero vive en el barrio de El Picarral y el segundo se extravió, al parecer, cuando regresaba a su casa desde el centro de la tercera edad al que iba con regularida­d. José está ausente de su domicilio desde el 12 de febrero, y Virgilio, desde el 30 de noviembre.

En fechas recientes, el 31 de enero, recuerda el responsabl­e de SOS Desapareci­dos, se organizó una macrobatid­a en Zaragoza que permitió hallar a dos personas: Regina Cabeza, de 47 años, que apareció muerta junto a la Escuela de Ingenieros, y Narciso Ribote, de 87, que se encontraba vivo junto al Parque del Agua. Hacía varios días que no había noticias de ambos. Lo que demuestra, según Rudíez, la necesidad de actuar con la máxima rapidez.

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