La prensa italiana reinventa el modelo clásico de quiosco
‘Corriere della Sera’ convoca un concurso entre arquitectos para renovar su red
«Existe todavía un futuro para los diarios de papel». Y Andrea Corbini, de 52 años, se va, arrancando con su furgoneta rebosante de periódicos para seguir el itinerario cotidiano. Corbini no viaja al azar por las calles de Milán, sino que sigue un recorrido prefijado y a cada hora se encuentra en el mismo lugar. «Una certeza», afirma algún vecino.
En el pasado, Corbini regentó varias librerías y concedió otras en franquicia. Su filosofía con los diarios es elemental: «La sociedad ha cambiado, ahora existe la información digital, pero no está dicho que el papel deba permanecer parado». Siguiendo el itinerario preestablecido, se planta frente a cada quiosco cerrado –alguno desde hace 40 años– y vende diarios desde su Quisco, nombre dado a la iniciativa. Además, Andrea está contento, porque no tiene costes, gasolina aparte. «Los diarios digitales no me dan la misma satisfacción», explica un cliente.
Días atrás un periodista que sigue la situación de la prensa se preguntaba si desaparecerán primero los diarios de papel o los quioscos. Tal vez el final vaya parejo, a no ser que prospere una actualísima iniciativa del diario Corriere della Sera, que ha convocado un concurso de arquitectos para el futuro de los quioscos. En abril se conocerá el vencedor.
El concurso del Corriere della Sera ha seleccionado siete finalistas para el «quiosco del futuro». Uno es de un libanés, otro de un colombiano, un tercero de un chino, el cuarto de un francés, el quinto y el sexto de italianos y el séptimo de la arquitecta Benedetta Tagliabue, afincada en Barcelona.
Los siete proyectos tienen algún denominador común: la evolución del quiosco, la atracción y la modernidad, además de su identificación con el lugar. Uno de los proyectos prevé que se pueda ampliar o reducir, según la necesidad y comprende un minibar (todos lo incluyen), un punto de información urbana y de recogida de paquetes, una zona de relax, biblioteca y un almacén de diarios viejos. Otro, además, apunta a un espacio para juegos de mesa y a un uso nocturno para espectáculos adecuados. Un tercero se presenta como una galería multiuso. Y hay quien plantea dos pisos, el más alto con terraza y biblioteca.
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