«He celebrado la Copa de 1986 y dos ascensos con Castellón y Oviedo y son alegrías muy parecidas e incluso no sé qué decir. Subir es tremendo»
un poco menos pero hoy en día sería un jugador a tener en cuenta. Esos eran los de arriba, pero había un equipo muy compensado porque luego atrás teníamos a Salva y Morgado; Güerri y Herrera eran dos jugadores de club importantísimos. Luego tenías a Cedrún y Vitaller, dos porteros de gran categoría también. La verdad es que había muy buen equipo en esa época.
–¿Algún rival era especialmente complicado de marcar o ser marcado? –En 1986 se fue cedido al Cádiz.
–En el Cádiz jugábamos al contragolpe, nos tocaba defender todos los partidos. Salvamos la categoría in extremis, en la promoción. Su máxima aspiración era conseguir la permanencia, no como el Zaragoza que peleaba por estar entre los primeros. Fue un año bonito también porque conoces gente, pero es otra filosofía, otros objetivos y otro sufrimiento porque la verdad es que nos costó muchísimo.
–Y la siguiente, al Oviedo.
–Fui cedido en el mercado de invierno y la verdad es que teníamos un buen equipo y subimos a Primera con Vicente Miera de entrenador. Fui a refozar el equipo en diciembre y jugué la segunda vuelta.
–¿Es muy diferente celebrar un ascenso o una Copa?