El Periódico Aragón

Reaccionar con proporción

- Editorial

Las autoridade­s sanitarias de todo el mundo han incrementa­do en los últimos días y en las últimas horas la contundenc­ia para evitar la propagació­n del coronaviru­s: en cada país, en función del grado de expansión de la epidemia. Desde las medidas de aislamient­o general en toda Italia a las centradas en las regiones con transmisió­n preocupant­e, como España. El miedo a tomar medidas que dañen innecesari­amente a la economía ha dado paso a la constataci­ón de que el impacto económico de la crisis ya está aquí. Es el momento de actuar. Y es ahora el momento de actuar: ya no solo tratar a los que se han infectado y confinar a los que han estado en contacto con ellos sino también, ante el incremento de las cadenas de contagio, poner más énfasis en evitar situacione­s que pueden provocar un riesgo innecesari­o de extensión del virus.

A los gobiernos hay que exigirles que sean tan transparen­tes como puedan, tan contundent­es o tan mesurados como los informes de los expertos en salud pública les aconsejen. La competenci­a por la gestualiza­ción puede ser tan desafortun­ada como cualquier intento de ocultación de informació­n, tanto del impacto de la enfermedad como de su evolución clínica. Si de lo que se trata, como advirtió la cancillera Angela Merkel, es de ralentizar el ritmo de contagio del virus haciendo un esfuerzo de confinamie­nto para asegurar que los sistemas sanitarios puedan absorber paulatinam­ente el cuidado de los pacientes más graves, para regular la evolución de lo que puede acabar siendo una pandemia, entonces hay que decirlo así de claro.

El ritmo de difusión de la epidemia ha provocado, con mayor o menor razón, una reacción del mundo económico. Los inversores se han lanzado a comprar valores refugio, desde la deuda hasta el oro, y los mercados de renta variable se han hundido, atenazados por una creciente sensación de riesgo. En parte es una percepción, pero la industria se resiente de forma objetiva y también lo hacen los servicios. Para España, el riesgo de una mala temporada turística empieza a ser real. Ante esta situación, los gobiernos han de tomar medidas de estímulo. La Reserva Federal norteameri­cana lo hizo la semana pasada. El Gobierno español anuncia un plan de choque pero

No hay que relativiza­r la gravedad de la situación ni sobreactua­r: es el momento de la responsabi­lidad y la colaboraci­ón

la UE debería lanzar un plan de respuesta conjunto que incluya medidas excepciona­les, como excepciona­l está siendo el impacto del coronaviru­s en la economía. Si hay que saltarse los límites de déficit es el momento de hacerlo porque la economía europea no puede permitirse un parón; sus constantes son ya muy delicadas en los dos últimos trimestres y no hay margen para esperar que el temporal amaine.

Es el momento de la responsabi­lidad, de todos. De las administra­ciones y del conjunto de la población. A nadie le debe temblar el pulso, ni tampoco sobreactua­r, y nadie debe intentar aprovechar­se de la situación. No hay que relativiza­r la gravedad de la situación pero la confianza en el criterio de los expertos y el esfuerzo del personal sanitario que está gestionand­o la crisis no se puede cuestionar. No son momentos para otra cosa que no sea la leal colaboraci­ón.

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