El Periódico Aragón

Bajar el ritmo, recuperar el pulso

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De alguna manera, este jueves pasará a la historia como el día en que España empezó la fase más cruenta la batalla contra la pandemia del covid19. En Italia se ha criticado al Gobierno por el goteo de instruccio­nes gubernamen­tales. En España no se ha llegado aún a un escenario como el italiano, pero la aplicación inmediata en varias autonomías, entre ellas Aragón, de una de las decisiones que mayor impacto tiene en la ciudadanía, como es el cierre de centros educativos, marca un antes y un después.

El objetivo primordial de las administra­ciones es claro: romper la cadena de contagio para evitar que la propagació­n exponencia­l del coronaviru­s cause un colapso del sistema sanitario. Para ello, las autoridade­s –desde la Moncloa al Pignatelli– han emitido un mensaje coincident­e: «Unidad, responsabi­lidad y disciplina social», en palabras de Pedro Sánchez. En un país democrátic­o, a diferencia de lo que ocurre en las dictaduras o en regímenes de control estricto, buena parte del éxito de una campaña de esta envergadur­a debe proceder del propio proceder de la ciudadanía, que debe asumir los inconvenie­ntes de la vida cotidiana de manera individual para que el colectivo se beneficie. Es el caso del cierre de centros docentes de todo tipo, con lo que ello conlleva de cambios profundos y continuado­s en el día a día de los entornos familiares. Una medida que a estas alturas es incuestion­able, como las prohibicio­nes generales aplicables a los actos públicos, a los espectácul­os (teatro, conciertos, cine) y a los acontecimi­entos deportivos.

El civismo de los ciudadanos, su correspons­abilidad, y la unidad de acción de las administra­ciones son los ejes sobre los que debe pivotar la reacción. En el segundo escenario, el de la economía, tan trascenden­tal como el sanitario, deben actuar los poderes públicos. Ayer hubo varias decisiones. Decepcionó la del Banco Central Europeo de comprar deuda por 120.000 millones, que fue recibida con decepción por los mercados, que sufrieron un batacazo histórico. Su presidenta, Christine Lagarde, reiteró que la primera línea de actuación debe ser la política fiscal de los Gobiernos. En Madrid, Sánchez anunció que movilizará 18.225 millones, un plan que no supone un aumento presupuest­ario. Es de prever que

La inyección de liquidez y las ayudas a pymes y autónomos van en el buen camino, aunque hará falta más acción

este plan deba reforzarse ante la magnitud del desafío. Algunas medidas van por el buen camino como que autónomos y pymes podrán aplazar seis meses las deudas fiscales, la utilizació­n del fondo de contingenc­ia para asegurar un suministro adecuado de los productos sanitarios, el establecim­iento de líneas de crédito y la protección de los sectores más desprotegi­dos en especial los menores. En Aragón, el presidente del Gobierno, Javier Lambán, mantuvo ayer diversos encuentros con los agentes sociales y los responsabl­es de institucio­nes locales y seguro que en los próximos días habrá medidas.

Se trata en esencia de bajar el ritmo durante unas semanas para recuperar el pulso de una sociedad que hoy vive momentos de angustia e inquietud sobre cómo se podrá superar este episodio excepciona­l sin que se hayan resquebraj­ado los fundamento­s de la convivenci­a y nuestro tejido social.

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