Alarma
muy grave la pandemia, pero ponerse la venda antes que la herida es con frecuencia una buena medida. No nos encontramos a salvo de que en ambos países se repita lo que ya es un problema muy grave en Italia. Va a ser difícil acostumbrarse a otro modo de saludo al encontrarse con un conocido, ya que uno puede atreverse a dar un apretón de manos o un beso, pero no sabemos si al otro lo consentirá. Tal vez se pierda para siempre la costumbre de dar la mano salvo en casos muy excepcionales como salvar una vida o librar a alguien de un peligro. Hay distintas formas de dar la mano, cuestión que el
En principio vivimos en este pequeño planeta dentro de un universo infinito. Todos somos uno,
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dicho de otro modo, todos estamos relacionados con todos, como si fuéramos una gran familia. Pero por puro y humano egoísmo a cada uno nos duele nuestro mal. La epidemia del coronavirus, causante del síndrome respiratorio, con epicentro en China, la segunda economía global y la fábrica del mundo, se ha expandido desde su comercio y turismo a otros países desarrollados, sembrando una alarma más allá de la propia amenaza sanitaria. Pero la amenaza sanitaria que puede derrotarse, debe enfrentarse a otro virus más insidioso, el miedo desprendido de fotos, noticias alarmantes y vídeos en decenas de medios. La normalidad de la vida se rompe en un momento porque algo que en principio no parecía peligroso mutó o reaccionó, y con ello el comportamiento y la actitud de millones de personas. De pronto, nos amenazan los pájaros, el sexo sin preservativo, un roedor, una mosca, la pelusa de una fruta, unas manos sin guantes o la gota de saliva. No trato de restar importancia, ni crítica alguna a las medidas sanitarias lógicas y necesarias ante este virus, pero el miedo cuando lo sentimos cercano aplana la razón, rompe el sentimiento e impide el normal desarrollo económico y social. Damos menos importancia al virus de la gripe, causante de decenas de miles de muertes anuales en España, la mayoría, al igual que el coronavirus, a personas con sistemas inmunitarios debilitados y de avanzada edad. Parecida histeria colectiva y alarma llegó a causar en su día la llamada pandemia de la gripe tipo A. Al parecer, sin que esta sea la causa, originada por el lobi de los laboratorios farmacéuticos. Tampoco hay miedo y si acaso indiferencia, cuando es la malaria la que mata a niños y niñas, el ébola, el sida o el dengue en el tercer mundo. Por no hablar del virus del hambre. La muerte por inanición, precedida por una grave desnutrición que afecta a cientos de millones de personas en África o América del sur. Es curioso lo lejana que resulta una desgracia cuando no nos atañe personalmente (John Steinbeck).