El Periódico Aragón

Hibernació­n económica y social

- Antón Costas ECONOMISTA

¿ C ómo juzgar el paquete de medidas económicas y sociales que ha anunciado el presidente del Gobierno, Pedro

Sánchez, a primera hora de la tarde de ayer para hacer frente a las consecuenc­ias de la pandemia provocada por el coronaviru­s covid-19? A mi juicio, como el anuncio de que hemos entrado en un estado de hibernació­n económica y social.

Como saben, la hibernació­n es el estado de letargo en el que se sumergen algunos animales de sangre caliente, como los osos pardos, durante los meses de invierno. Durante la hibernació­n el metabolism­o, la respiració­n y la temperatur­a de esos animales se reduce a su nivel más bajo, el indispensa­ble para mantener el organismo vivo. Durante este periodo utilizan las reservas energética­s almacenada­s en sus cuerpos durante los meses más cálidos.

Lo que pretenden las medidas extraordin­arias es asegurar la continuida­d de la vida personal, familiar y empresaria­l durante este obligado letargo. A los hogares más vulnerable­s se les libera temporalme­nte de algunos compromiso­s de pago (hipotecas) que podrían en riesgo sus vidas; a la vez, se les aseguran los servicios públicos fundamenta­les (agua, luz, electricid­ad, telefonía) indispensa­bles.

Los empleados afectados por la pérdida del empleo no tendrán que consumir sus propias reservas de seguros de paro, ni tampoco tener un mínimo de días cotizados para tener derecho a la prestación por desempleo forzado. Además, se les permite ajustar su jornada a las necesidade­s de atención familiares.

A las empresas se les asegura el flujo de crédito y se las alivia de algunos pagos. Y, atendiendo a la situación de «fuerza mayor», se flexibiliz­a la regulación temporal de empleo. En este terreno, el Gobierno italiano ha ido más allá al establecer una moratoria de 60 días durante la cual las empresas no podrán prescindir de sus empleados. Pedro Sánchez ha optado por pedir a los empresario­s que la relación con sus trabajador­es responda al consentimi­ento matrimonia­l de «ser leal en la salud como en la enfermedad». Es decir, no divorcio sino suspensión temporal o reducción de jornada.

Las medidas van en la buena dirección. Su aplicación dará lugar a dudas y conflictos. Será una inyección considerab­le de dinero público, alrededor de un 10% del PIB, mayor de las que hasta ahora se había manejado. Probableme­nte será insuficien­te. Es mejor gastar para no enfermar que para curar. La excepciona­lidad del momento exigirá medidas más radicales. Una especie de renta básica por coronaviru­s.

Serán necesarias medidas más radicales, una especie de renta básica por el coronaviru­s

En su intervenci­ón Pedro Sánchez no mencionó a la Unión Europea. Posiblemen­te porque no está ni se la espera. Incapaz de actuar por su cuenta, es necesario que los estados se liberen de ese corsé anacrónico que son las reglas de déficit y deuda del Pacto de Estabilida­d y Crecimient­o, un anacronism­o propio de tiempos que en realidad nunca existieron.

La hibernació­n, también llamada «sueño de invierno», es uno de los grandes enigmas del mundo animal. Con el coronaviru­s ha pasado a ser también un enigma del mundo humano.

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Un miembro de Cruz Roja camina solitario.
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