Las emisiones de productos químicos, más perjudiciales de lo esperado
Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han descubierto que las emisiones de algunos productos químicos que destruyen la capa de ozono son mayores de lo esperado y que gran parte de la emisión actual de estos gases probablemente proviene de grandes bancos de clorofluorocarbonos (CFC). Se trata de una familia de gases que se empleaban principalmente en la espuma de aislamiento de edificios, refrigeradores y sistemas de enfriamiento, y que se fabricaron antes de la eliminación global de CFC, pero que siguen filtrándose a la atmósfera. En el 2016, científicos del MIT y de otros lugares observaron los primeros signos de curación en la capa de ozono antártico. Este hito medioambiental fue el resultado de décadas de esfuerzos concertados de casi todos los países del mundo.
Pero los científicos han encontrado emisiones inesperadamente altas de CFC-11 y CFC-12, lo que aumenta la posibilidad de producción de los productos químicos prohibidos que podrían violar el histórico tratado mundial.
Las emisiones de CFC-11 incluso mostraron un aumento alrededor del año 2013, que se ha rastreado principalmente a una fuente en el este de China. Nuevos datos sugieren que China ahora ha dominado la producción ilegal de la sustancia química, pero las emisiones de CFC-11 y 12 aún son mayores de lo esperado.
Según publicó el lunes la revista Nature Communications, resulta que hay bancos de gran tamaño de CFC-11 y CFC12 que filtran lentamente estos químicos a concentraciones que, si no se controlan, retrasarían la recuperación del agujero de ozono en seis años y lanzarían a la atmósfera el equivalente a 9.000 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono, una cantidad similar a la actual promesa de la UE en el marco del Acuerdo de París para reducir el cambio climático.
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La recuperación del agujero de ozono podría retrasarse seis años