Confinamiento
El Gobierno aplica a los españoles un arresto domiciliario suavizado con una especie de libertad provisional siempre y cuando nos adaptemos a ciertas condiciones, en un principio hasta el 31 de marzo.
No es ponerme medalla alguna, pero en la Nochevieja le dije a mi hermano que tenía un mal presentimiento para este año 2020.
Hay muchas excepciones para salir a la calle, aunque no se puede pasear ni acudir a casa de amigos. Para salir de casa habrá que ir a trabajar, comprar alimentos, medicinas, prensa, cuidar a un dependiente, comprar tabaco o pasear a la mascota.
Me llama la atención que no podamos pasear, ir a un parque o una plaza, excepto si sacamos al perro de casa. ¿Aumentará estos días de confinamiento la compra de mascotas, que luego se abandonarán, una vez pasado el confinamiento?
También es curioso que el tabaco se considere artículo de primera necesidad. Me imagino que si un fumador no puede ir al bar ni permanecer en la calle, privarle del tabaco sería abocarlo a la desesperación.
Es de suponer que la convivencia forzada familiar causará numerosos divorcios, más que en las vacaciones de verano y de Navidad. En casa disponemos de muchos artilugios que ayudan a superar el aburrimiento y la soledad.
La actividad de las redes sociales se potencian en estas circunstancias. Ortega Smith enseña en un vídeo cómo entretenerse en casa mientras lucha contra «los virus chinos»: haciendo gimnasia y cocinando.
En un principio se permitía abrir a las peluquerías, pero enseguida se echó atrás la decisión. El presidente de Gobierno comprendió que suponían un foco importante de contagio.
El Gobierno pensó en un principio que se trataba de un servicio importante para las personas mayores, por limpieza y para relacionarse, ahora se tendrán que arreglar como puedan, con o sin ayuda.
Es una realidad que las peluquerías son lugar de encuentro, relación e información, pero una actividad peligrosa para los peluqueros.
Por otra parte, las condiciones para entrar en las tiendas, guardando fila en la calle y a distancia unos de otros, de pocos en pocos, servirán para aprender a respetar las filas, que no todos saben.