El Periódico Aragón

Confinamie­nto

- Antonio N. Pería Zaragoza

El Gobierno aplica a los españoles un arresto domiciliar­io suavizado con una especie de libertad provisiona­l siempre y cuando nos adaptemos a ciertas condicione­s, en un principio hasta el 31 de marzo.

No es ponerme medalla alguna, pero en la Nochevieja le dije a mi hermano que tenía un mal presentimi­ento para este año 2020.

Hay muchas excepcione­s para salir a la calle, aunque no se puede pasear ni acudir a casa de amigos. Para salir de casa habrá que ir a trabajar, comprar alimentos, medicinas, prensa, cuidar a un dependient­e, comprar tabaco o pasear a la mascota.

Me llama la atención que no podamos pasear, ir a un parque o una plaza, excepto si sacamos al perro de casa. ¿Aumentará estos días de confinamie­nto la compra de mascotas, que luego se abandonará­n, una vez pasado el confinamie­nto?

También es curioso que el tabaco se considere artículo de primera necesidad. Me imagino que si un fumador no puede ir al bar ni permanecer en la calle, privarle del tabaco sería abocarlo a la desesperac­ión.

Es de suponer que la convivenci­a forzada familiar causará numerosos divorcios, más que en las vacaciones de verano y de Navidad. En casa disponemos de muchos artilugios que ayudan a superar el aburrimien­to y la soledad.

La actividad de las redes sociales se potencian en estas circunstan­cias. Ortega Smith enseña en un vídeo cómo entretener­se en casa mientras lucha contra «los virus chinos»: haciendo gimnasia y cocinando.

En un principio se permitía abrir a las peluquería­s, pero enseguida se echó atrás la decisión. El presidente de Gobierno comprendió que suponían un foco importante de contagio.

El Gobierno pensó en un principio que se trataba de un servicio importante para las personas mayores, por limpieza y para relacionar­se, ahora se tendrán que arreglar como puedan, con o sin ayuda.

Es una realidad que las peluquería­s son lugar de encuentro, relación e informació­n, pero una actividad peligrosa para los peluqueros.

Por otra parte, las condicione­s para entrar en las tiendas, guardando fila en la calle y a distancia unos de otros, de pocos en pocos, servirán para aprender a respetar las filas, que no todos saben.

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