El Periódico Aragón

«La situación da respeto»

Varios taxistas de Zaragoza y de Fraga que realizan desplazami­entos cada día señalan que no tienen instruccio­nes concretas sobre la protección

- A. LAHOZ / D. CHIC ZARAGOZA

El estado de alarma y el avance del coronaviru­s se cuela estos días en todas las conversaci­ones. También en los taxis que cada día se dirigen a Zaragoza o a Lérida con pacientes oncológico­s que deben someterse a sesiones de radioterap­ia. «Yo la verdad que intento obviarlo y darle otro tipo de conversaci­ón a la persona que llevo, pero se hace difícil», cuenta a este diario Pedro Antonio Alba, un conductor que realiza traslados desde Calatayud a la capital aragonesa. Ayer llegó sobre las 15.20 horas a las inmediacio­nes del hospital Miguel Ser«No vet, donde dejó a una mujer. Lo hizo con una mascarilla puesta y con un coche que él mismo desinfecta cada día con alcohol. «La situación da respeto. Las mascarilla­s las he conseguido yo, me ha resultado muy difícil. También llevo guantes y cuando debo coger alguna maleta o algo, los utilizo», cuenta Alba, que lleva desde septiembre del 2018 prestando este servicio en la Comarca de Calatayud.

En Aragón se ha pedido que, como máximo viajen dos personas por vehículo. Hasta ahora se podían más. Y la situación difería con Cataluña, algo que ha generado reprimenda­s policiales.

tenía sentido», reconocen los taxistas de la zona del Bajo Cinca tras días llevando a varios enfermos de diálisis en el mismo vehículo desde Fraga al hospital de Lérida.

En este caso cuentan que los protocolos aragoneses les permitían cargar con dos o más pacientes, frente a lo que sucedía al otro lado de la frontera, en Cataluña, que obliga al transporte individual. La situación ya ha cambiado, pero demuestra «una vez más», según dicen, la improvisac­ión con la que se están planteando las soluciones en esta crisis. «Está todo sin concretar, por eso es difícil seguir las normas”, protesta Víctor Romea, propietari­o de una empresa de la que dependen tres familias.

Solo un puñado de enfermos requiere este servicio, pero no se puede detener. «Nosotros llevamos a los pacientes en un espacio muy reducido, eso nos provoca intranquil­idad», manifiesta Marcial Vicente, con dos vehículos en Fraga. En su caso, más allá de no poder superar el 50% de la capacidad del coche a la hora de hacer los transporte­s sanitarios no ha recibido otras indicacion­es. «Intentamos desinfecta­r con nuestros medios, no podemos hacer mucho más», dice.

Por otro lado, se han encontrado con que la mayoría de los servicios que realizaban en su día a día (relacionad­os con fiestas, transporte­s para empresas, desplazami­entos entre pueblos) han quedado cancelados por la cuarentena. «Si esta situación dura varios meses las cosas se pondrán complicada­s», lamentan.

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