El Periódico Aragón

Una moratoria fiscal necesaria

- Editorial

Institucio­nes internacio­nales, gobiernos y agentes sociales debaten estos días sobre la medidas económicas que pueden amortiguar el impacto económico y social del confinamie­nto masivo para contener la pandemia del coronaviru­s. No es fácil. La situación es inédita. Se han puesto en marcha medidas extraordin­arias, pero la situación es excepciona­l.

El Banco Central Europeo (BCE) ha dado oxígeno a los gobiernos nacionales para avalar a las empresas y asegurarle­s la liquidez. Pero esa es la consecuenc­ia. La causa del problema es la ausencia de producción, de ventas, de servicios. Hasta unos niveles sin precedente­s.

A medida que se acerca final de mes, este debate se intensific­a porque todo el mundo se está preguntand­o cómo va a hacer frente a los pagos, tanto de salarios como de proveedore­s, créditos e impuestos. El primer recurso es el crédito, pero un día u otro se tendrá que devolver y no está claro que los ingresos que ahora no se tienen se puedan recuperar en el futuro.

LAS EMPRESAS más solventes pueden utilizar sus fondos de reserva o, como ha hecho alguna multinacio­nal española, limitar el dividendo para crear un fondo de contingenc­ia. Otras compañías, cientos de ellas, ya han anunciado que se van a acoger a las facilidade­s que ha dado el Gobierno para activar expediente­s temporales de regulación de empleo, es decir, trasladar al Estado el pago de una parte sustancial de los salarios de los trabajador­es. Eso lleva un tramitació­n pero significa en la práctica un subsidio público que tiene sentido si sirve para mantener el empleo cuando amaine la tempestad.

En este contexto, se han propuesto medidas como posponer el pago de todos los impuestos que abonan las empresas. Sería una medida rápida y efectiva. Este pago aplazado sería una forma de aval público que daría liquidez a las empresas. Debería, posteriorm­ente, controlars­e el cumplimien­to de las obligacion­es, pero ello podría sincroniza­rse con el ritmo de recuperaci­ón efectiva de la actividad económica tras la pandemia sanitaria.

Pero esta moratoria fiscal solo es posible si la Unión Europea apoya a los estados como ha pedido acertadame­nte el

Posponer el pago de los impuestos que abonan las empresas sería una medida rápida y efectiva, con el debido control

gobernador del Banco de España,

De momento, la Comisión Europea ya ha relajado las reglas fiscales y el mismo Banco Central Europeo ha dado más margen a los bancos para admitir avales.

Posiblemen­te, la solución no va a venir ni de una sola institució­n ni de una sola medida. Porque en realidad lo que necesitare­mos es rehacer un nuevo pacto social para repartir la carga de las consecuenc­ias económicas de esta pandemia.

Una necesidad que ahora es aún más necesaria que antes. Hay que parar el golpe como sea. No hay que dejar atrás a nadie. Hay que buscar el consenso y el acuerdo. Hay que parar la epidemia y contener la hemorragia económica que se deriva del confinamie­nto. No queda otra. El Estado debe actuar de garante y las empresas y los trabajador­es hacerse correspons­ables de las soluciones.

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