Una estupidez
Imaginemos que hoy cien personas se encuentran una cartera con 500 euros y un carnet. Seguro que habrá algunos que se la quedarán y otros que la devuelvan a su dueño, pero ninguno se escapa de pensar en algún momento en quedarse con el dinero. Esto es lo que tenemos todos en común: las tentaciones. Cuando nos empezamos a diferenciar unos de otros es cuando reaccionamos ante las pruebas. Para bien o para mal estimo que hay circunstancias sociales que nos pueden influenciar en este sentido; como son: la necesidad, el miedo, el hambre, la cultura, la religión, la ética, la moral, etc. Pero hay otro factor imprevisible que nos condiciona: es la impulsividad. ¿Quién en un momento dado, movido por una fuerte presión, no ha cometido una locura? Según lo dicho: «Resumir en una palabra lo que una persona es por algo que hizo o dijo en un momento de acaloramiento, debilidad, etc. simplemente es una estupidez. Y si todo lo que pudo hacer la sociedad por evitar el triste desenlace no surtió efecto, o es porque cometer errores es algo inevitable por el hecho de ser seres humanos o quizás sea porque vivimos en una sociedad hipócrita que echa balones fuera.
Venancio Rodríguez
Zaragoza