El Periódico Aragón

«El Zaragoza fue mi trampolín y lo llevo en el corazón»

Este delantero (Barcelona, 9-6-83) llegó desde La Masía como goleador y aquí en tres años y 106 partidos creció y cayó a la banda, desde donde vivió su gran progresión, un descenso y una Eurocopa

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—¿Cómo fueron sus inicios en el fútbol?

—En la calle, como casi todos, y con la influencia de mi padre, que siempre jugó. No llegó a ser profesiona­l, pero sí estuvo en el juvenil del Barcelona y llegó hasta Tercera. Empecé a jugar en la Damm y entré en la cantera del Barcelona en alevines. Después de infantiles, un entrenador, sin que el club lo supiera, decidió que no siguiera allí. Regresé a la Damm, pero solo por dos semanas ya que me volvieron a llamar del Barcelona para que fuera. !Si había metido un montón de goles en la temporada anterior!

—En muchas campañas lo hizo además. ¿Aún tiene el récord de las categorías inferiores con en torno a 900 goles?

—No sé si ahora lo han batido, desde luego entonces sí lo tenía. Yo me lo pasaba bien, disfrutaba y marcaba muchos goles. Curiosamen­te empecé de pequeñito de interior izquierdo, pero como ya hacía muchísimos desde ese puesto me pasaron a delantero centro. Y ahí me quedé.

—Y llegó el salto al primer equipo en la 03-04. En un Barcelona con

Rijkaard y en ataque con Ronaldinho, Luis García, Saviola...

—Debuté con Rijkaard en la Liga, aunque lo hice antes en competició­n oficial en la temporada anterior con Van Gaal. Lo tenía muy difícil y hubo una revolución en la plantilla. Por eso decidí no continuar, tenía difícil jugar y lo que siempre he priorizado es hacerlo, no me gusta el fútbol desde la grada.

—Se va cedido al Levante, donde vive un buen año pero con descenso final.

—Fue un buen paso para mí. Era la primera vez que me iba fuera, estuvo bien, aunque fue una lástima el descenso. Me hizo aprender mucho, sobre todo a ver el fútbol desde fuera de La Masía.

—Tras ese año, en el verano del 2005, el Celta, el Cádiz y otros clubs de Primera le llaman. ¿Por qué elige el Zaragoza?

—Tenía bastantes ofertas, pero el Zaragoza por historia y por afición era una gran opción, vi sobre todo posibilida­des de seguir creciendo y no tuve ninguna duda. Creo que el primero con el que hablé fue con Pardeza, aunque con Pedro (Herrera) también estuve muy en contacto y después siempre tuvimos una gran relación.

—La oferta del Zaragoza implicaba su salida definitiva del Barcelona. 1,5 millones por cuatro años. ¿No le dio vértigo?

—Para nada. Es que tampoco quería estar siempre vinculado a un equipo donde no iba a tener oportunida­des. Deseaba ir donde creyeran de verdad en mí y con un traspaso de por medio.

—De aquel Zaragoza se había

marchado David Villa al Valencia tras dos años magníficos.

—Pero eso me motivaba más, porque David había hecho las cosas muy bien en el Zaragoza y las siguió haciendo después. Fui con la ilusión de romperla allí, pero también llegó mucha competenci­a, porque ese verano vinieron Ewerthon y Diego Milito. Había una gran plantilla y el Zaragoza crecía, ese también fue uno de los motivos de ir.

—En la primera temporada pagó esa competenci­a, solo jugó nueve partidos de titular.

—Normal, porque Diego y Ewerthon empezaron entrando más, el equipo iba bien y aún se hacía más difícil poder tener esa oportunida­d. Pero nunca bajé los brazos, ni ahí ni en ningún momento de mi carrera. De eso estoy muy orgulloso.

—¿Qué recuerdos le quedan de Víctor Muñoz?

—No los tengo muy buenos porque no confiaba mucho en mí, aunque eso es a gusto de cada entrenador. De carácter era diferente a los que yo había tenido y a los que tuve. Es distinto en el trato al jugador, ahora ya no lo sé si entenderá el fútbol de otra manera, pero yo siempre tuve entrenador­es cercanos y Víctor en esa época no lo era, sin duda.

—Esa temporada tiene el inolvidabl­e camino en la Copa. Usted en el 6-1 al Madrid jugó en los últimos minutos. ¿Cómo lo vivió?

—Ese partido es inolvidabl­e, ni en tus mejores sueños lo piensas. Jugué poco, pero siempre lo recordaré, como lo haremos todos, plantilla, técnicos y afición.

—La final se pierde contra el Espanyol y usted fue suplente. ¿Por qué se jugó tan mal aquel día?

—En ese momento todo el mundo nos señalaba como favoritos y en una final nunca los hay. A un solo partido puede pasar de todo. No sé si fue un problema de mentalidad, creo que nos superaron en todo y les vinieron las cosas más de cara. Fue un día duro. Hubiera sido muy bonito alzar ese título y fue una pena, aunque el Espanyol fue mejor.

—Llega después el cambio de propiedad, con Agapito Iglesias como máximo accionista.

—Sí, hubo un cambio total, vino Víctor Fernández, llegó gente de

«Siempre tuve técnicos cercanos y Víctor Muñoz no lo era en esa época. No tengo buenos recuerdos de él porque no confiaba en mí»

muchísimo nivel como Aimar o D’Alessandro, había todavía más competenci­a y el club creció, aunque al final las cosas no salieron como se esperaba y ese proyecto no duró muchos años.

—Pero se llega a Europa en ese primer curso y usted da un salto cualitativ­o, ya que juega mucho más.

—Creo que iba progresand­o en mi rol en el equipo y la manera de jugar con Víctor era de un estilo más con el balón, de lo que yo había vivido muchos años en el Barcelona. Fue un año bonito donde fueron las cosas bien. El míster me empezó a situar más en la banda y eso ayudó a que tuviera más minutos. A mí, mientras jugara, me daba igual hacerlo tanto en la izquierda como en la derecha y no era ningún problema. Al revés.

—¿Qué tal fue su relación con Víctor Fernández?

—Muy bien, es un gran entrenador al que tuve también en el Betis. Para mí ha sido uno de los mejores técnicos que he tenido y me encanta su apuesta por el fútbol, tiene una manera de verlo que no es fácil porque te transmite bien las caracterís­ticas del rival y los aspectos tácticos, pero sobre todo prioriza el balón. Aprendes mucho con él y con el pasar de los años ves lo mucho que progresast­e a su lado. Tiene las cosas claras, sabe lo que quiere y lo que necesita de cada jugador y no creo como a veces se dice que su problema sea el manejo de vestuarios. Me ha marcado en mi carrera, me ha hecho crecer mucho.

—En el verano del 2007 llega Oliveira desde el Milan. Usted llegó a decir que no sabía qué hacer para ser titular.

—Era difícil otra vez, pero me acabé haciendo con ese puesto, no de delantero pero sí ya más fijo en la derecha. No es que mi enfado fuera con el entrenador sino conmigo mismo porque lo que siempre tienes es ganas de jugar.

«Aquel descenso fue un momento muy duro, una pena. Echar a Víctor fue un error, pienso que con él no habríamos bajado»

 ?? FERRAN NADEU ?? El exzaragoci­sta Sergio García posa en Barcelona, ciudad en la que nació y reside en la actualidad.
FERRAN NADEU El exzaragoci­sta Sergio García posa en Barcelona, ciudad en la que nació y reside en la actualidad.

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