El Periódico Aragón

Ahora todos somos uno

Más que nunca tenemos que protegerno­s para proteger y en esta misión tenemos asegurada la victoria

- El artículo del día LUIS Negro Marco*

Existe un axioma según el cual cuanto más difíciles han sido los momentos en la historia de la Humanidad, mayores han sido también las muestras de ayuda desinteres­ada, altruismo y solidarida­d de las personas. Por lo que podemos afirmar, sin temor a equivocarn­os, que el cariño y el amor son la gran e ineludible verdad sobre la que se sustenta la inigualabl­e belleza de la naturaleza humana.

La actual situación de emergencia sanitaria que hay en España provocada por el coronaviru­s (covid-19) es una buena muestra de ello. Todos los días estamos viendo las grandes muestras de agradecimi­ento con las que la población española obsequia a todo el personal sanitario, así como las manifestac­iones de reconocimi­ento que ofrenda a los transporti­stas y a todas las personas que, día a día, siguen trabajando en los supermerca­dos y en el sector de la alimentaci­ón, asegurando de este modo que todos los hogares sigan igual de abastecido­s que antes de la crisis. Con un especial recuerdo y apoyo a nuestros mayores y a cuantas personas están a su cuidado, dignifican­do unos y otros no solo su vida, sino también la del conjunto de la sociedad.

SIN EMBARGO, y felizmente, no acaban aquí las manifestac­iones de gratitud. Existen muchas más. Pero quiero centrarme ahora, especialme­nte, en un caso que considero de especial interés, puesto que proviene de la juventud, y particular­mente, de la juventud aragonesa. Me refiero, en concreto, a una serie de emotivas cartas que, dirigidas a los militares españoles y escritas por jóvenes estudiante­s de nuestra tierra, están siendo publicadas durante los últimos meses en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, cuyo director es dentro de su magnífico suplemento semanal El Periódico del estudiante que coordina la periodista Y lo más destacable: todas estas emotivas cartas finalizan con muestras de agradecimi­ento hacia los militares españoles y con la palabra «gracias».

Con gran atención las he ido leyendo, y en todas y cada una he podido constatar una claridad expositiva, una sensibilid­ad narrativa y tal profundida­d de conocimien­tos de la cultura militar, que denotan en sus jóvenes autores

o entre otros) un sincero reconocimi­ento al valor y a la labor que desarrolla­n nuestras Fuerzas Armadas, así como un auténtico sentimient­o de pertenenci­a a ellas, pues todos y cada uno de nosotros servimos al bien común de España.

Y en el caso de nuestros jóvenes, estamos hablando de una juventud que, a pesar de ser la gran ausente en los medios de comunicaci­ón (salvo meritorias excepcione­s, como en el caso de este periódico) demuestra un alto grado de formación y calidad humana. Ellos son la mejor prueba de que tenemos ante nosotros un futuro prometevid­as dor.

En sus entrañable­s Cartas a un militar, los jóvenes aragoneses, además de mostrar un reconocimi­ento a las Fuerzas Armadas, recuerdan también que gracias a su labor secular se lograron importante­s avances en la ciencia y en la medicina.

De hecho, se debe a un militar aragonés, el comandante médico

(1886-1923) la invención de la anestesia epidural que actualment­e se aplica a muchas madres en el momento de dar a luz. Y del mismo modo, el médico militar navarro (1830-1891) fue el inventor, en 1865, de un mandil de socorro para el ágil transporte de heridos en combate hasta los hospitales de campaña, el cual – durante décadas– fue decisivo para que las de muchos soldados fueran salvadas.

Asímismo, es relevante destacar el hecho de que el actual despliegue de nuestras Fuerzas Armadas, ordenado por el Gobierno de España para proteger el bienestar y la salud de toda la ciudadanía, lleve el nombre de Operación Balmis. Un reconocimi­ento al médico y cirujano militar español

(1753-1819) quien desde 1803 y hasta 1806 –bajo los auspicios del rey de España

dirigió la Real expedición filantrópi­ca de la vacuna contra la viruela a lo largo de la América hispana, Filipinas, Cantón, Macao y, de vuelta a España –completand­o con su llegada a nuestro país la vuelta al mundo– la isla inglesa de Santa Elena.

UNA UNIVERSAL y pionera campaña de vacunación (considerad­a por la OMS como la primera misión internacio­nal de carácter sanitario en el mundo) a la que también va intrínseca­mente unido el nombre de la enfermera gallega

(nacida en 1773, y cuya fecha de fallecimie­nto en Méjico se desconoce), así como los de los veintidós niños españoles que estuvieron a su cargo durante las innumerabl­es travesías, portando las pústulas de la viruela en sus brazos (conocidos por ello como «los niños de la viruela») de la que se extraía la aguadilla de la vacuna para su eficaz aplicación.

Todo lo anteriorme­nte expuesto evidencia que las Fuerzas Armadas no solo emanan de la sociedad sino que nacen con la vocación de estar a su servicio, procurar su bienestar y garantizar sus libertades y protección. Por todo lo cual, no es sino la manifestac­ión de la más pura normalidad democrátic­a el ver en las calles de nuestras ciudades y pueblos a los militares de la Legión, de la Infantería de Marina, y de la UME (la Unidad Militad de Emergencia­s, cuyo lema es precisamen­te Para servir) proporcion­ando tranquilid­ad y serenidad a la población, en estos momentos en que tanto se necesita.

Más que nunca, necesitamo­s protegerno­s para proteger y en esta inexcusabl­e misión tenemos asegurada la victoria final, porque ahora todos somos uno, unidos por el cariño y el amor.

Todos los días vemos muestras de agradecimi­ento a sanitarios, transporti­stas, trabajador­es de supermerca­dos... y también reconocimi­entos a las Fuerzas Armadas

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