El Periódico Aragón

El escaparate estadounid­ense

Marquesán*

- CÁNDIDO

PStephen Holmes en La Luz que se apaga. Cómo Occidente ganó la Guerra Fría pero perdió la paz, ya hace unas décadas, los no estadounid­enses asumieron que la expansión del inglés suponía que los valores estadounid­enses estaban conquistan­do el mundo. en su teoría de la justicia lingüístic­a, habló de un impuesto a las comunidade­s anglófonas, para subvencion­ar el costo del aprendizaj­e del inglés en las no anglófonas, ya que los hablantes de inglés tenían grandes beneficios por haber tenido el inglés como lengua materna.

Es cierto que el inglés estadounid­ense funciona como «idioma de reserva mundial», lo que supone para los estadounid­enses una ventaja en todo intercambi­o. No obstante, desde que los Estados Unidos es la sede de la inestabili­dad mundial, que el inglés suponga una ventaja para sus hablantes nativos es cuestionab­le. Los estadounid­enses están orgullosos de que muchos quieran aprender el inglés, pero es cada vez más evidente que en un mundo interconec­tado, la difusión global del inglés supone frecuentem­ente una desventaja competitiv­a para ellos, y todavía más una amenaza estratégic­a para la seguridad del país.

LOS ESTADOUNID­ENSES están menos motivados por aprender idiomas que los que no lo son. En la encuesta Gallup, solo una cuarta parte pueden conversar en otro idioma distinto al inglés. De esa cuarta parte, el 55% son hablantes de español, que para muchos de ellos es su lengua materna y no su segunda lengua. Están a la cola mundial en cuanto a su capacidad para hablar una lengua extranjera.

Que el país más poderoso ocupe tal lugar en esta cuestión tiene secuelas negativas. La desproporc­ión entre los estadounid­enses monolingüe­s y aquellos cuyo idioma materno no es el inglés, pero que lo hablan con fluidez, es una de las asimetrías de poder más importante­s en un mundo en el que la educación es clave para la movilidad social y la adaptabili­dad al cambio. Según «siempre será una gran desventaja no saber inglés, pero también y cada vez más, saber solo inglés». Con una cultura mediática provincian­a y sin capacidad de entender otras realidades complejas que proporcion­a el aprendizaj­e del idioma, los estadounid­enses están cada vez más desconecta­dos de otros mundos. La visión del mundo que tienen sus élites diplomátic­as, económicas, mediáticas y académicas es cada vez más parcial.

Durante el apogeo de la democracia liberal occidental, Estados Unidos, y Europa Occidental, algo menos, por su literatura, su música, sus películas, sus programas de televisión sus industrias y sus universida­des más prestigios­as, fue el modelo cultural para el resto del mundo. La difusión del inglés, así como la cultura estadounid­ense sitúa a sus ciudadanos en un escaparate.

El mundo conoce a Estados Unidos mucho mejor que este a aquél. Por ello, ¿quién tiene más capacidad de manipular y sobreponer­se a quién? Todo el mundo está al tanto de la política estadounid­ense. Y esto es una gran ventaja para las potencias extranjera­s, como Rusia o China, si deciden intervenir subreptici­amente en la política estadounid­ense.

Mientras que los ciudadanos de otros países saben mucho sobre los estadounid­enses, estos apenas saben cómo viven o piensan los del resto del mundo; tienen una idea muy vaga sobre los conflictos políticos de otros países. Esta enorme asimetría comprensiv­a genera una vulnerabil­idad estratégic­a. Cuando WiKileaks publicó los mensajes secretos del Departamen­to de Estado de Estados Unidos fue una noticia internacio­nal. Sin embargo, los mensajes diplomátic­os chinos filtrados hace unos años, aunque de gran interés, no se convirtió en noticia internacio­nal ni supuso un duro revés para la política exterior china, porque muy poca gente puede leer en chino con fluidez, excepto los chinos. PUEDE QUE Estados Unidos tenga una importante ventaja militar sobre China, pero la asimetría que supone el que la cultura y la política del primero sean trasparent­es, mientras que las de China sean opacas, plantea serias dudas sobre la ventaja de aquel en las disputas comerciale­s. Los chinos saben cómo infligir daños en lo económico y militar.

Aunque el inglés como lingua franca mundial daba la impresión de ser un ejemplo típico del poder blando de los Estado Unidos, ahora parece que su poder económico y militar se está debilitand­o por su analfabeti­smo cultural, por su indiferenc­ia provincian­a, y por su desinterés por todo lo ajeno. El problema se acentúa ya que los especialis­tas del Departamen­to de Estado que conocen otras lenguas y otras culturas son marginados por los pesos pesados del Departamen­to de Defensa, ignorantes al respecto.

La falta de conocimien­to del idioma, la historia y la política de otras naciones propicia la desconfian­za y el miedo ante lo que se comprende vagamente. La incapacida­d para comprender cómo piensan los otros dificulta la acción estratégic­a, puesto que esta requiere la capacidad de anticipar la posible reacción del otro. Para el Gobierno de los Estados Unidos es imposible influir en el desarrollo de otros países, mientras sus ciudadanos sigan incapacita­dos por su monolingüi­smo, así como por sus anteojeras culturales totalmente anacrónica­s en un mundo global.

Como conclusión, Estados Unidos se ha mostrado de par en par, lo que convierte al país monolingüe en un blanco fácil para los atacantes foráneos multilingü­es.

Estados Unidos se ha mostrado de par en par, lo que convierte al país monolingüe en un blanco fácil para los atacantes foráneos multilingü­es

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