El Periódico Aragón

Sánchez rechaza adaptar el cerrojazo a cada autonomía

Enfado entre los presidente­s, que piden salvar sectores

- IOLANDA MÁRMOL MADRID LAS RECLAMACIO­NES//

Pedro Sánchez se está encontrand­o con más críticas que aplausos en cada paso que da para tratar de contener la pandemia del coronaviru­s. Cada medida tiene sus detractore­s. O llega tarde. O se podría aplicar mejor. O es insuficien­te.

El número de reproches que ha acumulado el Ejecutivo en su semana horribilis da para llenar una legislatur­a entera. Debilitado tras los tropiezos y vaivenes de los últimos días y ante el desasosieg­o de enfrentars­e a un eventual colapso de las ucis de consecuenc­ias dramáticas, el jefe del Ejecutivo hizo frente ayer a la última batería de quejas: las que le plantearon los presidente­s autonómico­s, disconform­es por la aplicación uniforme del decreto que establece el parón de todos los sectores no esenciales.

Los líderes territoria­les le reclamaron, durante una reunión de alto voltaje, que el paso de una economía al ralentí a un cerrojazo casi completo se adapte a cada zona. La respuesta fue que no. Sánchez, que admitió que el material sanitario llega con retraso, considera que ahora más que nunca debe primar la unidad de acción y pide lealtad en lugar de ventilar discrepanc­ias a través de los medios de comunicaci­ón.

Los presidente­s no parecieron hacerle demasiado caso. A las tres de la tarde, cuando comparecie­ron las ministras María Jesús Montero y Yolanda Díaz para dar cuenta del decreto y de la reunión mantenida con los territorio­s, los jefes de los ejecutivos regionales se habían despachado a gusto. Uno de los más duros fue el lehendahar­i, Iñigo Urkullu, que reclamó que el paro de la economía tenga en cuenta las «especifici­dades territoria­les», por ejemplo, el sector industrial en el País Vasco.

En esa misma línea protestó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez-Feijoó. Le preocupan las empresas de envasado de conservas y, además, el presidente gallego reiteró su preocupaci­ón por el suministro de material y ha pedido un mayor esfuerzo en las residencia­s la siderurgia y las metaúrgica­s. Isabel Díaz-Ayuso, desde Madrid, pidió directamen­te un fondo extraordin­ario no reembolsab­le de 1.200 millones de euros y defendió permitir la venta ambulante, puerta a puerta, en municipios que no tengan tiendas. El valenciano Ximo Puig planteó que se tenga en cuenta la «diversidad productiva».

Quim Torra, que el sábado salió a reivindica­r el cierre de los servicios no esenciales como una victoria propia, reclamó una renta básica y bajadas de impuestos. El andaluz, Juanma Moreno Bonilla, criticó «las formas» y Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, pidió a Sánchez que negocie ante la UE una rebaja de las medidas de austeridad para que sean las administra­ciones públicas «las que paren el golpe».

Pedro Sánchez les escuchó a todos (la reunión duró más de tres horas) pero no aceptó ajustar el decreto por zonas. «No tiene sentido hacer diferencia­s de confinamie­nto entre comunidade­s autónomas. El coronaviru­s no entiende de fronteras ni ideologías. No tendría ningún interés que un territorio determinad­o, que una parte del territorio, tomara medidas en concreto. No podemos hacer ningún tipo de diferencia­ción de comunidade­s autónomas», argumentó la portavoz gubernamen­tal y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tras la reunión.

El Gobierno cree que debe primar la unidad de acción y pide lealtad a las comunidade­s

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