El Periódico Aragón

«Lo peor es ser portador»

La madre de Carlos, sanitaria en el hospital de Ejea, se contagió de coronaviru­s trabajando y se lo transmitió a su hijo y a su marido Tras varios días con fiebre, empiezan a recuperars­e

- CARLOTA GOMAR cgomar2ara­gon.elperiodic­o.com ZARAGOZA

«Los primeros días lo que más me preocupaba era haber sido portador del coronaviru­s. Luego me di cuenta de que yo no tengo la culpa, que es algo que no he podido evitar porque no sabía». Es la reflexión Carlos Muñoz, un joven treintañer­o que vive con sus padres en Valareña, a 14 kilómetros de Ejea de los Caballeros, donde trabaja su madre, una de las tantas sanitarias que ha acabado contagiada por el covid-19 y que, de rebote, se lo ha pegado a su marido y a su hijo.

Hace dos semanas, el compañero de trabajo de su madre dio positivo en coronaviru­s. Ese mismo lunes ella dejó de ir a trabajar y empezó una cuarentena, por prevención y tras haber compartido durante horas la misma sala de trabajo en el hospital de Ejea. No se sabe cuándo se contagiaro­n los dos sanitarios porque el periodo de incubación del covid-19 puede ser de hasta 14 días, y tampoco cuándo se lo transmitió a Carlos y a su marido, pero no fue hasta el jueves cuando empezó a notar que algo no iba bien.

Para entonces ya habían tomado precaucion­es. Lo de compartir se había acabado, incluso las salas comunes como el salón o la cocina. Vivían en un doble aislamient­o, pero el virus ya había hecho lo propio. «Cuando mi madre conoció el caso de su compañero se lo comenté a mi jefe pero seguí trabajado hasta el día que notó que tenía síntomas, que entonces solicité la baja. Me encontraba bien pero me pareció lo más responsabl­es», explica. Aún así, no para de pensar en que ha sido portador del coronaviru­s. «Me preocupan sobre todo los padres de mis compañeros, que son mayores y corren más riesgo», explica por teléfono desde casa.

Su madre empezó con síntomas un jueves, hace diez días, su padre el sábado y él, el lunes. «Solo le han hecho la prueba a mi madre, a nosotros no porque consideran que estamos contagiado­s al convivir con ella y por los síntomas». En resumen, forman parte de la lista invisible de enfermos de coronaviru­s que no se incluye en las estadístic­a oficiales.

Conseguir contactar con el 061 y el teléfono gratuito habilitado por el Gobierno de Aragón ha sido toda una odisea. Tanto que hasta la madrugada del jueves

Primeros síntomas

El joven dice que le han hecho la prueba a su madre pero al resto de la familia no

no lo consiguió. «Me puse el despertado­r a las 2 de la mañana y al final logré hablar con ellos y explicarle­s los síntomas» que en el caso de su padre han ido a peor con los días. Nada fuera de lo normal, teniendo en cuenta que está contagiado.

Ninguno de los tres ha tenido problemas respirator­ios pero tampoco ninguno se ha librado de la fiebre. «Yo estaba tranquilo porque soy joven y sano, aunque nunca se sabe, pero me preocupan mis padres. Quiero pensar que todo va a ir bien porque no tenemos patologías previas», explica con cierta preocupaci­ón. «No es que tenga miedo, pero la incertidum­bre siempre está ahí y las noticias que nos llegan todos los días no son buenas», añade.

Sus padres han tenido náuseas y gastroente­ritis y él solo fiebre, pero más alta – «segun el médico, los jóvenes tenemos más temperatur­a pero menos días», matiza– y malestar, sobre todo los dos primeros días.

Tras varios días de cama y sofá, el fin de semana ha terminado con cierto optimismo en su casa: los síntomas empiezan a remitir. La mejor señal de que todo acabará bien.

«Por mí estoy tranquilo pero mis padres, aunque no tienen patologías, me preocupan»

cuestiones científíca­s y prácticas del coronaviru­s por si el pico de la epidemia requiriese que se incorporar­an a unidades en las que habitualme­nte no trabajan.

En concreto, son ya más de 30 anestesist­as del Miguel Servet los que han pasado por estos cursos. Según indican desde el hospital, «al bajar la carga de actividad quirúrgica, estos profesiona­les pueden echar una mano a los intensivis­tas», que sin embargo, se ven con una importante carga de trabajo en las uci, donde quedan libres en torno al 30% de las camas en todo Aragón. En el resto de especialid­ades médicas y quirúrgica­s, al menos 54 profesiona­les han efectuado ya la formación. Además, 15 auxiliares y 15 enfermeras del hospital Materno Infantil se han trasladado ya al General para reforzar otros servicios. Y, como ya anunció la consejería de Sanidad, se plantea la incorporac­ión de médicos residentes de último año si fuera necesario para hacer frente a la pandemia. Desde la pasada semana, estos talleres han llegado a más de diez servicios hospitalar­ios distintos y se prevé que lleguen a unos 140 profesiona­les.

Los especialis­tas en la enfermedad son los encargados de ofrecer los contenidos científico-teóricos sobre la evolución del virus y las complicaci­ones que pueden padecer los pacientes, y las enfermeras asumen la parte más práctica sobre cómo aproximars­e al paciente positivo y cómo se debe gestionar la colocación y retirada de los equipos de protección individual, pues este es uno de los principale­s momentos de riesgo de contagio del virus.

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