El campo de Alemania, sin mano de obra para cosechar
El cierre fronterizo no permite llegar a temporeros foráneos, que son la mayoría Desempleados, solicitantes de asilo y estudiantes no cubren la demanda
En el 2016, casi 300.000 temporeros trabajaron en el campo alemán. Alrededor del 95% eran extranjeros, fundamentalmente de Rumanía, Polonia, los países bálticos y otros países del este de Europa, según la Organización de Agricultores Alemanes (DBV). A las puertas de la temporada del espárrago o la fresa, la DBV advierte de que falta prácticamente toda la mano de obra necesaobra ria para recolectar la cosecha cuya recogida no está automatizada. El cierre parcial de fronteras y la desactivación de facto del espacio Schengen (libertad de circulación dentro la Unión Europea y con terceros países) como respuesta a la expansión del coronavirus en la gran parte del globo terráqueo hace ahora imposible la llegada de esos temporeros.
El Ministerio del Interior alemán anunció que queda prohibida hasta nueva orden la entrada de los trabajadores temporales del campo alemán. El objetivo de las autoridades es frenar la velocidad de los contagios, pero «la cosecha no espera», como denuncian los agricultores.
«La decisión responde aparentemente a la preocupación de que los temporeros trabajan en grupo en las empresas agrícolas y también comparten alojamiento», explica Udo Hemmerling, subsecretario general de la Organización de Agricultores Alemanes. Hemmerling reconoce que su organización no tiene actualmente comunicación directa con el Ministerio del Interior alemán, responsable de la política de cierre de fronteras, y que por tanto carece de una versión oficial.
Según cálculos de la patronal agrícola alemana, los sectores dependientes de la mano de temporal facturaron el pasado año unos 5.000 millones de euros. Las pérdidas pueden ser, por tanto, enormes si Alemania no consigue una mano de obra que hasta hace bien poco daba por descontada.
El Ministerio Federal / de Agricultura intenta ahora encontrar soluciones de urgencia: la ministra, Julia Klöckner, apuesta por cubrir la demanda con mano de obra disponible en el país: refugiados sin permiso de trabajo, solicitantes de asilo que esperan la resolución y desempleados son las alternativas.
Agricultura activó una plataforma on line para poner en contacto a empresarios agrícolas y a ciudadanos dispuestos a trabajar en el campo: empleados del sector servicios que no pueden acudir a sus empleos habituales porque sus empresas han parado la actividad y estudiantes sin clases, entre otros. La DBV espera salvar la temporada, que acaba de empezar y dura hasta pasado el verano, pero ve complicado conseguirlo solo con mano de obra interna.
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