Una llamada para la calma
El seguimiento a los pacientes con covid-19 que se encuentran en casa se realiza por teléfono por parte de profesionales sanitarios El protocolo se adapta, pero el objetivo es aportar tranquilidad
Uno de cada dos enfermos de covid-19 en Aragón está pasando la enfermadad en su casa con un contacto diario con los profesionales sanitarios, que siguen un protocolo estricto para analizar los síntomas y actuar si hay pacientes que empeoran y requieren de hospitalización. Con una llamada telefónica, una llamada para la calma, realizan un atención personalizada, para informar y apoyar a los pacientes que se encuentran aislados en su vivienda, sin contacto con el resto de su familia.
El doctor Diego Ochoa, subdirector médico de atención primaria del sector 2 de Zaragoza, explicó que la atención telefónica se realiza en función del tipo de paciente: los que están diagnosticados en su domicilio y leves, los que son dados de alta hospitalaria pero requieren de seguimiento y los pacientes con enfermedades previas, considerados de riesgo. Para estos últimos la llamada es «diaria», y para los que no tienen factores de riesgo, «cada 48 horas».
La atención a los enfermos también cambia en función del día de contagio en que se encuentran. Los primeros seis habitualmente suelen dar síntomas leves, que pueden empeorar entre los días siete y diez. «La primera semana, las llamadas de control las realiza enfermería, y entre los días siete y diez y a los pacientes con riesgo, el médico», indicó. En sus llamadas, los profesionales prefalsos guntan por los síntomas, «como la fiebre, el ritmo de la respiración, la diarrea o la falta de olfato». También responden a cuestiones prácticas para quienes tienen dificultad de aislamiento por las condiciones de habitabilidad de su vivienda, y sobre cómo se debe realizar la entrega de comida o ropa a los enfermos en casa.
Sandra Luz, residente de primer año de Medicina Familiar y Comunitaria en el hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, es una de las voces que, en la distancia, intenta que los pacientes se sientan siempre atendidos. Antes de que el covid19 alterara todo, ella estaba rotando en consultas externas de endocrinología en el Inocencio Jiménez «donde iba a estar todo el mes de marzo», cuenta. Luz asegura que «todo ha ido muy rápido» y que «las cosas han cambiado muchísimo de una semana para otra». Cuando reubicaron a todos los residentes, Luz empezó entonces a hacer seguimiento telefónico domiciliario, junto con el resto de médicos titulares de urgencias.
Seguimiento
Ella explica que este seguimiento se les hace a los pacientes que tienen clínica respiratoria, es decir, tienen «fiebre, disnea, tos, expectoración y, además, se les ha hecho la prueba del coronavirus (PCR) pero no han cumplido con los criterios para estar ingresados porque estaban bastante bien».
Luz cuenta que ella es una de las que comunican a los pacientes el resultado de la PCR y que sigue a todos los que han salido negativos en esta prueba «pero que siguen teniendo clínica respiratoria porque podrían ser
La intención del seguimiento telefónico es que «se sientan respaldados»
negativos o porque pueden empeorar». Respecto a los pacientes que han estado ingresados y han dado positivo, el seguimiento posterior queda en manos de los médicos de infecciosas pero, cuando llevan tiempo estando bien, pasan a manos de los residentes y médicos de familia.
Esta residente hace hincapié en que la intención del seguimiento telefónico es que «estén respaldados» y que si se detecta cualquier anomalía, «se pueda pillar a tiempo». Según asegura, para ella es una tarea gratificante debido a que «la gente agradece que les llames y te preocupes por ellos» a pesar de que es una situación «muy dura emocionalmente».
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