Y después... ¿qué nos va a pasar?
Hablar del después del confinamiento al que estamos todos sometidos no es una conducta de precipitación ansiosa, ni tampoco un ejercicio de adivinación, sino más bien de prudencia, cautela y seguimiento epidemiológico. Ahora estamos pendientes, a veces demasiado pendientes, casi abducidos, por la evolución a tiempo real de lo que está pasando en los hospitales y en otros centros sociosanitarios. Estamos todos absortos por las noticias que van apareciendo minuto a minuto sobre el número de infectados y de víctimas mortales, que el covid19 está dejando en esta infausta primavera.
Cuando este triste y angustiante conteo deje paso a una evaluación más sosegada de lo ocurrido será el momento en el que empezaremos a sufrir una segunda epidemia, la de la apa
Fuertes Rocañín
MÉDICO PSIQUIATRA rición de trastornos psíquicos, o el agravamiento de los que algunas personas ya padecían.
Siento ser pesimista pero las experiencias previas y los datos científicos así nos lo indican. En primer lugar, es necesario asumir que las personas que ya tienen antecedentes de trastornos psíquicos (depresión, ansiedad en sus diferentes formas, dependencia de sustancias, psicosis...), presenten una activación de su sintomatología, fruto del aislamiento, el miedo al contagio, y la inseguridad global producida por esta situación crítica y tan esque pecial que estamos sufriendo.
La enfermedad estrella» sin lugar a dudas será el llamado trastorno adaptativo, es decir, la aparición de síntomas depresivos y ansiosos, no excesivamente graves, y que son consecuencia directa del trauma pasado. Pero también, conforme pasen los días, vamos a ir viendo la llegada de otras alteraciones del espectro depresivo-ansioso más graves cuyo elemento causal y productor serán, además de los duelos por las personas fallecidas, el pesimismo con respecto al futuro inmediato, la precariedad laboral