“No me atrevería a sacar a los niños a la calle”
Que cinco personas convivan sin problemas en una casa no es tarea fácil. Pero se convierte casi en un reto si, encima, no puedes salir de casa. Silvia Fernández tiene 34 años y comparte su hogar con su pareja y con tres niños: la mayor tiene 11, el mediano 4 y la pequeña cinco meses. «Sorprendentemente lo estamos llevando muy bien. Me esperaba que tuvieran más berrinches o que tuvieran peor genio, pero la verdad que todo está funcionando bien», explica Fernández.
Viven en Huesca, en un piso que tiene una pequeña terraza de 2 metros de largo por medio de ancho. Su vida, como la de todos los españoles, se ha paralizado durante este mes, pero a esta familia les ha afectado de forma especial: se iban a casar este mes de abril. «Lo hemos aplazado, claro. Después de todo el trabajo es una faena, pero lo celebraremos cuando toque y con más ganas», cuenta feliz.
Su futuro marido sigue trabajando, ya que pertenece a un sector de los considerados esenciales. Él es el que hace la compra aprovechando las salidas, para minimizar los riesgos. «Hace la compra una vez a la semana y el
«Nuestra boda
iba a ser en abril. Ahora la celebraremos con más ganas»
pan me lo trae una vecina», explica la mujer.
La hija mayor es de una pareja anterior del padre, y al tener custodia compartida pasa una semana en cada uno de los hogares, por lo que «aunque va de garaje a garaje, se airea un poco».
Con los pequeños la cosa es diferente, sobre todo con el mediano. «Al principio le contamos lo que pasaba. Le dijimos que había un bichito y que no podía ir al cole. Lo entiende, pero sí que nos dice que echa mucho de menos a sus profesoras y a sus amiguitos», asume.
No recuerda ya el número exacto de tartas, bizcochos y magdalenas que han llegado a hacer durante estos días, y explica que la clave está en organizarse la rutina. «Los peques por la mañana hacen sus deberes, y las tardes las pasamos en familia jugando».
Sobre la petición del presidente autonómico, Javier Lambán, de dejar salir a los niños a la calle, se muestra contrariada. «Llevamos sin salir desde el día 13, y no me arriesgaría a sacarlos a la calle ahora», asegura.
Durante el confinamiento los gastos de esta familia se están manteniendo «al mismo nivel que siempre». Lo que ahorran en ocio y «en salir a tomar algo» lo gastan en agua y luz. Y como no, esta familia también tira de videollamadas para contactar con sus familiares. «Estamos deseando verlos. Ahora, el mejor rato del día son las ocho de la tarde. Los peques están todos los días deseando que llegue el momento para salir a aplaudir», concluye la mujer.