“Somos un servicio vital en los hospitales”
Jorge Pamplona es natural de Calamocha, pero vive desde el 2011 en Londres, donde es jefe de equipo de atención comunitaria. La capital lidera los números de casos en el país, y hace dos semanas sus comercios y servicios no esenciales cerraron. «Ha habido y sigue habiendo mucha psicosis y sobre todo panic buying, como se dice aquí. La gente compra compulsivamente y cuesta conseguir productos como huevos, atún o tomate en lata, por no hablar del papel higiénico, gel hidroalcohólico o jabón de manos», cuenta.
Desde su punto de vista, Londres está irreconocible, «hay poca gente y la prisa ha desaparecido; el transporte público reducido y el miedo al contagio lo han hecho posible. Además, últimamente está haciendo un sol increíble, con un cielo azul como si la naturaleza nos quisiera decir que el ser humano es el problema».
Allí está permitido salir a la calle una vez al día a correr o andar, «y han mantenido los parques abiertos para asegurarse de que el confinamiento tiene menos impacto en la salud mental de la gente», comenta.
Pamplona trabaja a domicilio atendiendo a aquellos pacientes que, por ejemplo, tienen problemas de movilidad. «En mi equipo la demanda se ha triplicado. Somos un servicio vital para poder vaciar camas en los hospitales», explica. Ahora se hacen cargo de la labor que correspondía a los centros de salud y se han tenido que adaptar a tratar pacientes mucho más complejos y más rápido que en situaciones normales. «Los EPI son escasos y de mala calidad. En las últimas semanas, una plantilla se ha reducido a un tercio debido a que las enfermeras han contraído el covid-19», subraya.
A pesar de la dificultad del momento, el calamochino cuenta los días para volver a su tierra. «El saber que no hay fecha todavía en la que poder coger un vuelo a Zaragoza para ver a mi familia lo hace mucho mas difícil», lamenta. L. M. M.