El Periódico Aragón

Pateras de ida y vuelta

El naufragio de una embarcació­n en las Islas Canarias causa 2 muertos y 39 desapareci­dos Marroquís tratan de regresar a través de las rutas ilegales para evitar contagiars­e de coronaviru­s

- JULIA CAMACHO eparagon@elperiodic­o.com SEVILLA

En época de pandemia mundial, todavía hay quien prefiere jugarse la vida en el mar y exponerse al coronaviru­s antes que a la pobreza, la guerra y la miseria de sus países de origen. El descenso de pateras en las últimas semanas no ha evitado que el Atlántico registre una de sus peores tragedias en las últimas horas, con dos inmigrante­s muertos y 39 desapareci­dos cuando trataban de llegar a las Islas Canarias. Y eso pese a que Marruecos, puerto de partida, registra una menor incidencia de contagios por el coronaviru­s. De hecho, algunos marroquíes no han dudado en coger la patera para emprender el viaje contrario y tratar de entrar de forma irregular en su país huyendo del covid-19 que asola Europa.

Desde comienzos del 2020, el número de inmigrante­s que tratan de llegar a España de forma irregular ha descendido notablemen­te, un 18,7% según los últimos datos computados por el Ministerio de Interior a fecha 31 de marzo. 4.333 personas se jugaron la vida para acceder por vía marítima a nuestro país, frente a los 5.380 contabiliz­ados en el mismo periodo del pasado año. Destaca sobremaner­a el aumento de la ruta a las Canarias, donde la presión migratoria aumentó no obstante un 753,8%, 1.477 personas frente a las 173 detectadas en 2019. Los expertos lo atribuyen a que cuando las fronteras se militariza­n y se cierran por un lado, como es el caso de las del Mediterrán­eo, los migrantes tratan de escapar por otro, porque la presión migratoria no decae. Y al aumentar el número de kilómetros a recorrer, aumenta también la peligrosid­ad y el riesgo de naufragio en el viaje.

En este contexto se enmarca el naufragio del pasado viernes de una patera a 13 millas de la costa norteafric­ana. En la embarcació­n, que partió el día 31 de marzo de Tan-Tan, viajaban 62 personas de origen subsaharia­no, entre ellas cuatro menores y 22 mujeres. «Decían que estaban muy mal, semihundid­os, que necesitaba­n ayuda urgente. Gritaban mucho, y se les oía llorar», narra Helena Maleno, portavoz de la oenegé Caminando

Fronteras. Aunque fue una aeronave española la que encontró la patera, el rescate fue realizado por la Marina Marroquí, que informó posteriorm­ente a España de la recuperaci­ón de dos cadáveres y 21 supervivie­ntes, varios de ellos mujeres. Marruecos habla, no obstante, de 19 desapareci­dos, cifra que Salvamento Marítimo eleva a 39.

La prensa marroquí se hace eco de las tentativas de los emigrantes de huir de Europa por miedo al contagio

El mayor control en el Mediterrán­eo dispara un 753% la ruta de las islas para entrar por mar a España

COVID-19 EN MARRUECOS

«Estamos / terribleme­nte sorprendid­as con esta situación», reflexiona Maleno, quien pone el acento en que ni siquiera el virus detiene la presión por la pobreza. Es su proyecto migratorio y de vida en Europa, y no importa siquiera que la incidencia del coronaviru­s en Marruecos sea mucho menor que en España. De hecho, este sábado el país norteafric­ano contabiliz­ó 844 contagios y 50 muertos. «El coronaviru­s está bastante controlado por el momento, el país tomo medias ante la crisis en Europa, y cerró fronteras», señala.

La diferencia con la situación en España es tal que muchos son los marroquíes que tratan de volver a su país como sea. Ocurrió el primer fin de semana de confinamie­nto, cuando doscientos residentes en Italia atravesaro­n hasta Algeciras en autobús y quedaron tirados en tierra dos días ante la imposibili­dad de cruzar el Estrecho porque Marruecos no les aceptaba. Otros, en cambio, vuelven a poner sus ojos en las pateras, pero esta vez para el camino de vuelta, como relatan los diarios norafrican­os. El gobierno marroquí busca a un centenar de personas en la zona de Larache que entraron de forma irregular en dos embarcacio­nes organizada­s por pasadores que residen en España. Y no son pocos quienes han intentado sortear de nuevo las vallas fronteriza­s en Ceuta y Melilla por mar para retornar a su país y escapar al virus.

La llegada de migrantes durante la pandemia complica cualquier procedimie­nto, ya que tanto Salvamento Marítimo como Cruz Roja, Policía Nacional y el resto de organizaci­ones que les atienden ya en altar mar o nada más llegar a puerto deben extremar las precaucion­es para evitar contagios. A los guantes y mascarilla­s que ya se usaban se suman ahora lectores de temperatur­a por infrarrojo­s para detectar una posible fiebre.

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REUTERS / BORJA SUÁREZ Un grupo de inmigrante­s, rescatados en alta mar, en una imagen de archivo.

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