A un paso del apocalipsis
Las religiones como el judaísmo, el cristianismo, el islam y el zoroastrismo creen en la pronta llegada del apocalipsis, en el inminente fin del mundo o de la civilización actual mediante una confrontación de fuerzas entre el bien y el mal.
¿Será el coronavirus el mal que está combatiendo el bien representado por los sanitarios y los científicos?
El Boletín de los Científicos Atómicos avisa desde el año 1947 de los peligros que corre la humanidad mediante su simbólico Reloj del Día del Juicio Final, que para este año 2020 se ajustó a 100 segundos de la medianoche del apocalipsis.
Una deducción que se realizó teniendo en cuenta dos peligros simultáneos: la guerra nuclear y el cambio climático.
No se tuvo en cuenta al hacer estos cálculos la pandemia del coronavirus porque no había aparecido.
Si se hicieran los cálculos ahora, esos 100 segundos del fin del mundo se reducirían bastante. No es asunto menor, pues a 30 de marzo se han dado en el mundo más de 737.000 casos y más de 34.500 muertos en 192 países por culpa del virus, cuya acción no se sabe cuándo se detendrá.
Desde el año 1947 los científicos atómicos marcan el fin del mundo muy próximo, pero la humanidad lo va sorteando mal que bien.
La aparición imprevista de una pandemia o la declaración de una guerra entre potencias adelantaría este reloj simbólico hasta colocarlo al borde del abismo.
Menos mal que se trata de un reloj simbólico, de una advertencia del peligro que corremos de destruir el planeta por culpa de la acción de sus habitantes.
Son muy pesimistas estos científicos atómicos, pero a la vista de lo que sucede con la pandemia parece que se quedaron cortos con los 100 segundos.
En 1953, 2018 y 2019 habíamos estado a dos minutos de la medianoche del apocalipsis, en este año estábamos peor aun antes de la aparición del coronavirus.
La prueba de que la humanidad maltrata su hábitat es que cada año agotamos antes los recursos naturales de nuestro planeta.
El año pasado los humanos terminamos con la capacidad del planeta el 20 de julio, una semana antes que en 2018.