El Periódico Aragón

«Mi relación con Aimar era y es bárbara. Las formas no fueron las adecuadas en aquella discusión, pero esas cosas pasan»

«Los títulos son importante­s, pero lo es todavía más dejar un legado como jugador y como persona»

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qué pasó?

—Diferencia­s con Víctor. Lo que tenía que hablar con él ya lo hice. Han pasado muchos años y soy de los que prefiero hablar las cosas cara a cara. Nunca hablaré mal de Víctor porque no tengo que hacerlo. Fue el entrenador que me llamó para jugar en el Zaragoza y le estoy muy agradecido porque me dio la posibilida­d de hacerlo, pero tuvimos diferencia­s. Es el fútbol. Tenemos diferentes caracteres y opinábamos diferente, y creo que tomé la mejor decisión. Después uno se arrepiente de algunas cosas, como de la manera de hacerlo, pero a veces por momentos de calentura reaccionam­os mal y la forma no es la correcta. Me arrepentí de eso, pero guardo el máximo respeto a Víctor y siempre desearé lo mejor para el Zaragoza.

—¿Cómo se despediría ahora?

—Con 39 años lo haría de otro modo. Ahora soy mucho más maduro y tranquilo, aunque el carácter no va a cambiar nunca porque es lo que me llevó a tener 20 años de carrera, a ser jugador de fútbol y a ganar cosas. Pero a veces nos equivocamo­s y somos impulsivos. Hoy hablaría mucho más de lo que lo hacía antes. Soy mayor y más tranquilo.

—¿En qué medida influyó su relación con Aimar?

—Mi relación con él era espectacul­ar. Bárbara. A veces pasan cosas y existen diferencia­s en cuanto a opiniones que provocan discusione­s entre compañeros. Son cosas que suceden habitualme­nte. Por eso le digo que, en lo que se refiere a aquella discusión con Pablo, las formas no fueron las adecuadas. No tenía que haber sido en el campo de entrenamie­nto, sino en el vestuario, como hicimos después y quedó todo solucionad­o. Pero mi relación con él era y es bárbara. Trabajamos con el mismo empresario y cuando tenemos que hablar lo hacemos. No soy una persona que no intente solucionar las cosas cuando hay un problema y, ya le digo, esas discusione­s con un compañero son cosas que pasan.

—¿El vestuario se dividió?

—No estaba dividido. Éramos un grupo bueno y nunca sentí que estuviera dividido. De hecho, si había una cosa que nos mantenía fuertes era el vestuario. Allí había gente con experienci­a, ídolos como Zapater, que lo sigue siendo y todos mantenían el grupo unido. Si había algo por lo que creíamos que el segundo año nos iba a ir mejor aún era porque, aparte de un gran equipo, había buenas personas en un conjunto trabajador que entrenaba bien. Pero pasó lo que nadie imaginaba.

—¿Por qué dimitió Ander Garitano apenas unos días después de haber sido el técnico elegido pa—¿Pero ra sustituir a Víctor Fernández?

—Nosotros nos manteníamo­s al margen de esas cosas. Es obvio que cuando se empieza a cambiar mucho de técnico y tienes tres o cuatro en un año algo va mal. Los resultados no eran los que queríamos y, a partir de ahí, un equipo no mantiene una forma de jugar cuando se cambia tanto de entrenador y eso repercute en el vestuario.

—¿Con Víctor se habría salvado el Zaragoza?

—Es difícil de decir. Víctor tenía el apoyo de la gente y cuenta con una gran historia en el club, pero ya le digo que cuando se cambia muchas veces de entrenador es que algo no va bien.

—¿Cómo era Agapito?

ber dejado buenas cosas en la cancha.

—¿Qué imagen se tiene en América del Zaragoza?

—A los argentinos se les viene a la cabeza la Copa del Rey, los Milito, Aimar, Ayala... Acá, en Brasil, la gente recuerda a Ewerthon, Oliveira, Sergio García, Zapater, César o Celades. O Piqué, que era suplente con nosotros. Recuerdos espectacul­ares.

—¿Cómo lo ve?

—Lo sigo y espero que pueda subir este año. Tras un descenso se inicia un proceso que al Zaragoza le ha costado, pero la gente está llenando el estadio y confío en el equipo y el entrenador.

—¿Qué hará cuando se retire?

—Uno se va preparando. Hice el curso de entrenador hace unos años porque está claro que jugar al fútbol no te da todo el conocimien­to que se necesita para ser entrenador, que es algo mucho más complejo y difícil. Es un trabajo distinto al de futbolista. Segurament­e, seguiré relacionad­o con el fútbol porque siempre ha sido así a lo largo de mi vida, pero no tengo decidido si voy a ser entrenador, mánager o presidente. No lo sé.

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D’Alessandro saluda a la afición el día de su presentaci­ón como jugador del Zaragoza.
ROGELIO ALLEPUZ —¿Ha vuelto a hablar con Víctor? D’Alessandro saluda a la afición el día de su presentaci­ón como jugador del Zaragoza.

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