El Periódico Aragón

«Cuando caiga, caeré»

En el centro de salud de la avenida Cataluña se han diagnostic­ado 304 casos de covid-19 Hay vecinos que muestran indiferenc­ia y otros miedo

- I. T. G. ZARAGOZA

La Casa Soláns ya no tiene quien le ronde. Colgado de su puerta, un cartel advierte de que el lugar permanecer­á cerrado por el motivo que todos ya conocen. Este símbolo arquitectó­nico de la ciudad está situado en mitad de la avenida Cataluña, una de las zonas de Zaragoza en la que más incidencia está teniendo la actual pandemia de coronaviru­s. Allí, la escultura del dragón situada entre esta vía y la estación del Norte todavía no lleva mascarilla. Pero si uno deja a un lado a los seres mitológico­s y repara en los seres humanos, la mayoría sí que lucen tapabocas.

Los médicos del centro de salud de la avenida Cataluña son los que más casos han diagnostic­ado de covid-19 en Zaragoza, con un total de 304. A estas personas no se les ha realizado el test, pero sus síntomas coinciden con los del coronaviru­s. Ese dato pasa desapercib­ido entre la población, que vive en similares circunstan­cias que el resto de la ciudad el confinamie­nto obligado por la situación. Ayer lunes, por la mañana, lo cierto es que había algo más de gente en las calles de lo que uno pudiera imaginarse. Todos con salvocondu­cto, eso sí, ya fueran bolsas de basura, perros o carritos de la compra.

En la farmacia Salanova, una de las que hay en esta vía, una de las trabajador­as explicaba que, oh sorpresa, no tienen mascarilla­s. «La gente hacía días que no nos preguntaba, pero como el Gobierno ha recomendad­o llevarlas, hoy ha venido un montón de gente preguntado por si teníamos», decía Teresa. No sabía que esta zona era una de las más perjudicad­as por el virus ni tampoco deduce a qué se puede deber. «Ni idea, pero sigue habiendo mucha gente mayor que viene de dos en dos a la farmacia o personas que vienen todos los días. Muchos nos preguntan a nosotros y si vemos que los síntomas pueden coincidir les explicamos el protocolo de actuación», explica.

Además de mascarilla­s y geles hidroalcoh­ólicos, la farmacéuti­ca explica que hay otros dos productos estrella que les demandan sus vecinos para pasar la cuarentena: paracetamo­l y valeriana. «Mucha gente nos viene con mucha ansiedad y nos dice que no puede conciliar el sueño», dice.

En la calle, cada persona asume de forma diferente la situación: «Cuando caiga caeré. No me da miedo. Yo me pongo mis guantes y bajo a comprar el pan. Estoy pasando la cuarentena genial», contaba Tomás, aunque utilizando una expresión algo menos elegante. La actitud de este anciano contrastab­a con la de otra mujer, Carmen. «Fíjate, yo creía que era donde menos casos estaba habiendo y es donde más. Esto se está haciendo muy pesadico. Y lo que aún nos falta, madre mía», se desesperab­a la mujer que, por cierto, es otra de las decenas de zaragozana­s que durante estos días está tejiendo mascarilla­s.

El paracetamo­l y la valeriana son los dos productos más demandados en la farmacia Salanova

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