El Periódico Aragón

«Estamos robando tiempo a la pandemia, pero puede estallar»

Los centros sin casos, entre la alegría, el miedo y la cautela

- IVÁN TRIGO ZARAGOZA

Será prevención de más o una cuestión de suerte, pero sigue habiendo muchas residencia­s en Aragón en las que todavía no se han detectado casos positivos a día de hoy. Y hace falta destacar esto último, ya que las gerentes de las residencia­s que siguen «limpias» recalcan que viven en un día a día continuo, y que nunca saben cuando el «maldito bicho» va a entrar por la puerta de sus centros.

En Huesca, la residencia Sagrada Familia no ha registrado ningún caso. Desde el 4 de marzo empezaron a aplicar «estrictas medidas» marcadas por los protocolos de sanidad. «Lo más duro era restringir las visitas, pero era lo que teníamos que hacer», explica Úrsula Campos, directora de este centro. Allí residen 106 personas y trabajan otras 100. La elevada ratio entre trabajador­es y residentes está siendo precisamen­te una de las claves de la contención: «todo el mundo puede tomarse su tiempo para cambiarse y desinfecta­rse».

Las zonas comunes de esta residencia están cerradas, y los abuelos salen a dar paseos por los pasillos por turnos. «Ellos están tranquilos, incluso más que nosotros». Cada día que pasa sin un positivo es una alegría», afirma.

También en la provincia oscense, pero en la «envejecida» comarca del Sobrarbe, está la residencia La Solana, en Aínsa. Ninguno de sus 58 residentes está contagiado. Ni tampoco ninguno de sus

26 trabajador­es. 48 de los usuarios de La Solana son, además, dependient­es.

«Tenemos miedo, esa es la realidad. Estamos robándole tiempo a la pandemia, y el tiempo significa más informació­n y más protección. Pero todo puede estallar cualquier día». Habla Laura Castán, la directora de la residencia ansotana. Allí llevan un mes con las visitas restringid­as, y desde el primer momento cancelaron los talleres que tenían previstos. Para amenizar el aislamient­o, hacen videollama­das constantes con el exterior. «El Domingo de Ramos un cura les impartió misa por Skype, se quedaron alucinados», cuenta Castán. Ayer por la mañana, la UME acudió a las puertas del centro para aplaudir a los residentes por su paciencia. «Están siendo días muy emotivos», añade la directora.

Solo han tenido dos sustos, pero los abuelos en cuestión dieron negativo en la prueba. «Escuchamos dos toses y ya nos ponemos en alerta, pero tratamos de normalizar la situación para que ellos estén tranquilos», cuenta.

Y en Zaragoza, en la residencia Las Fuentes, de momento también siguen teniendo motivos para estar tranquilos. Su directora, Carmen Lorente, además de hacerse cargo de la gestión administra­tiva también es médica, lo que le ha permitido moverse con más destreza durante estos días en los que cualquier duda puede significar contagios. A día de hoy no han registrado ningún positivo, aunque están a la espera de recibir el resultado de la prueba de un residente que está hospitaliz­ado.

Además de contar con equipos de protección individual, en la residencia Las Fuentes han extremado las medidas de desinfecci­ón. Los cubiertos y los plarias tos, antes de meterse al lavavajill­as, se desinfecta­n con lejía de uso alimentari­o. Y los trabajador­es, antes y después de realizar su turno, pasan por la lavandería para asegurarse de que la ropa que utilizan está desinfecta­da y recién lavada.

«No se si será la suerte o las medidas que hemos tomado, pero a día de hoy no hay casos», explica la directora, que se encarga cada día de enviar un parte epidemioló­gico a las autoridade­s sanitapara informar de la situación del centro.

Isabel Ortega es la trabajador­a social de la residencia, y junto con el área psicosocia­l del centro se encargan del bienestar y el entretenim­iento de los abuelos. Para alegrarles las largas jornadas, han habilitado un correo electrónic­o (yomequedoe­ncasaresil­asfuentes@gmail. com) al que cualquiera puede enviar mensajes de ánimo. «Todos los días después del almuerzo les ponemos los videos. Hasta a nosotros nos recargan las pilas», reconoce Ortega.

MENSAJE DE ÁNIMO «Me gustaría / enviar mi cariño a todos mis compañeros de otras residencia­s que a día de hoy están teniendo peor suerte. Esto es una pandemia. Yo mañana yo puedo estar igual de mal que ellos», zanja Lorente, la encargada.

Y lo cierto es que en otros centros los casos no paran de aumentar. Ya hay más de 800 contagiado­s en las residencia­s aragonesas, 277 más que la semana pasada. Y la cifra de fallecidos asciende ya hasta las 226 personas. El lunes, el ayuntamien­to de La Almunia confirmó que cinco de los usuarios de la residencia Santa María de Cabañas han muerto ya por el covid-19. Tres en la última semana.

«Cada día que pasa

sin un positivo es una alegría enorme», dice la directora de la residencia de Aínsa

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SERVICIO ESPECIAL Un anciano muestra un cartel de apoyo en la residencia Las Fuentes.

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