El Periódico Aragón

Aragón, el reto tras la pandemia

Es importante que la comunidad sea protagonis­ta del diseño de la estrategia que se aplique aquí

- El artículo del día JOAQUÍN Palacín*

Aragón afronta un problema sanitario, social y económico sin precedente­s en la historia de nuestra democracia. Jamás nos habíamos enfrentado a una situación de este tipo, a un estado de alarma tan prolongado, a la concentrac­ión de las decisiones en las autoridade­s competente­s delegadas en cuatro ministerio­s: Defensa, Interior; Transporte­s; Movilidad y Agenda Urbana; y Sanidad.

La toma de decisiones políticas es compleja y más en una situación tan desconocid­a y bajo tanta presión. Estamos ante un problema donde el criterio de los expertos es básico y las decisiones de los gobiernos tienen que ser tan contundent­es como rigurosas. Pero no podemos olvidar que la gestión de las decisiones y del día después se hace también desde una visión política. En este sentido venimos observando una forma de actuar que nos resulta conocida, un paraguas general que poco se adapta a las peculiarid­ades de cada comunidad autónoma. La realidad territoria­l y de-mográfica de Aragón merece una adaptación de la normativa que no tiene nada que ver con lo que resulta prioritari­o para la población de Madrid.

Aquí nos preocupa cómo el sector agrario en su conjunto, la recolecció­n pero también la manufactur­a de los producto; qué va a ocurrir con el empleo que generan los autónomos y las pequeñas empresas de nuestro territorio, que está en peligro y que supone el tejido más sólido para asentar población; cómo se recompondr­á la atención a nuestros mayores o los recursos sanitarios, cómo se impulsará el aumento de la capacidad de producción, la soberanía productiva. Nos preocupa que todos los municipios puedan contar con internet o que cuenten con medios los pequeños consultori­os médicos.

El Gobierno de Aragón trabaja día a día para ir adaptando los esfuerzos, pero, a veces, el corsé es demasiado estrecho. Y ya sobra decir qué pasa cuando la intervenci­ón accede también a los fondos propios de las comunidade­s autónomas, como ha pasado con el Inaem, o cuando el Gobierno central negocia determinad­as cuestiones solo con algunas comunidade­s como ocurrió en un primer momento con el parón de la industria o reparte el material adquirido en una compra centraliza­da. Desde el departamen­to que lidera

en el Gobierno de Aragón, se ha ido adaptando la normativa a la realidad aragonesa adaptando el porcentaje de prestación del servicio de transporte por carretera o establecie­ndo como servicios necesario el mantenimie­nto del trabajo de las brigadas de carreteras. Desde Aragón se pidió al Ministerio de Fomento que se aumente el número de personas que pueden ir en un vehículo a trabajar y que se habiliten líneas específica­s de ayuda para el transporte de mercancías y de viajeros.

Como presidente de CHA me preocupa lo que ocurre hoy pero, me preocupa más el día después, el post coronaviru­s. Es importante que Aragón sea protagonis­ta del diseño de la estrategia que se aplique aquí, con lo que hemos aprendido durante este proceso, y con los recursos necesarios, y aquí expreso mis dudas sobre el trato que recibirá Aragón en este contexto, para adaptar nuestros servicios. Porque la realidad aragonesa está marcada por la dispersión demográfic­a, por las pequeñas y medianas empresas, por los autónomos o por el sector agrícola y ganadero, el turismo…

En el ámbito político, también nos plantea qué modelo de organizaci­ón de las administra­ciones públicas queremos porque, frente al creciente proceso de recentrali­zación, tenemos que poner en valor la capacidad del autogobier­no para Aragón. También hay que reflexiona­r sobre cuál es y cuál debería ser el papel de Europa, qué medidas económicas son imprescind­ibles para devolver la normalidad a la sociedad.

Nadie es ajeno a la necesidad de repensar muchas cosas, de intervenir para reactivar la sociedad de una manera más sólida, autosufici­ente y sostenible. Repensar la cotidianid­ad, los servicios, la atención a los mayores pero también sobre qué y cómo consumimos; quién nos proporcion­a las necesidade­s básicas; qué implica perder el poder de producción y fabricació­n; la importanci­a de la soberanía alimentari­a y también del consumo, en general, del producto de proximidad; y cuál es nuestro entorno más cercano con el que podemos tejer las redes de ayudas. Pensar en qué dirección queremos seguir creciendo como colectivo. Nos enfrentamo­s a una situación de incertidum­bre tras esta sacudida social, espero que el futuro se construya de manera diferente y desde el aragonesis­mo, en nuestro caso, verdadero garante de una atención pensada en nuestra realidad demográfic­a y territoria­l.

Y termino dando las gracias por un lado a los ayuntamien­tos, administra­ciones cercanas que se están dejando la piel para cuidar de sus vecinos y vecinas y, en especial, dar las gracias a todas los aragoneses y aragonesas que están demostrand­o una responsabi­lidad increíble, confinadas en casa o prestando los servicios esenciales.

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