Admiración
Ante la expansión del coronavirus, el pueblo admira y se siente agradecido a los sanitarios, cuidadores de ancianos, guardias civiles, militares, bomberos, que dan lo mejor de sí mismos y arriesgan su vida.
Encomiable, aunque olvidada, la labor de los farmacéuticos, en primera línea de batalla (centenares contagiados y varios fallecidos).
Vaya también mi felicitación para los cientos de sacerdotes, religiosos y religiosas que atienden las necesidades de gente de sus barrios; para los sacerdotes integrados como capellanes en los equipos de los hospitales, de Ifema, y del Palacio de Hielo. También para Cáritas y otras organizaciones católicas.