Aquel niño

Últimamente, en mis sueños aparece un niño de pelo negro y ojitos marrones vestido con un jersey beige y un pantalón de pana negro. Me pregunta por qué me he vuelto tan serio y me dice que ya no me río tanto como antes. Es como si me hubiese conocido en otros tiempos. Antes, con un poquito de nada era feliz, y ahora con mucho de todo no le encuentro la gracia. En los años en que yo tenía la misma edad que ese chico, con una tele en blanco negro que se rompía muy a menudo, estábamos tan contentos. Ahora, con cuatro televisores y doscientos canales, las cosas no me convencen. Antes, tomar una ración de ‘papas’ con los amigos era un manjar de dioses; ahora pagamos 50 euros por cenar y salimos a disgusto. Antes, sin teléfono sabíamos siempre dónde estábamos, y ahora, con móviles de última generación, no se sabe dónde para cada uno. Me mira, me sonríe y hace el mismo gesto que hacía yo a su edad, asintiendo con cara de pillín. Me dice que se llama Javi, que si vuelvo a conseguir sentirme como él mi vida volverá a ser una sonrisa. Ahora que tengo, que tenemos, tanto tiempo para pensar... No sé, la verdad es que este chaval me suena.